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Pujol alerta de que Cataluña está "en manos de una minoría" porque afronta con complejos la inmigración

Miquel Noguer

Como un país acomplejado, víctima del pensamiento políticamente correcto y sin objetivos claros para afrontar el reto y el problema que en su opinión supone la llegada de inmigrantes. Así se refirió ayer a Cataluña el ex presidente Jordi Pujol durante una conferencia que leyó en el Institut d'Estudis Catalans bajo el título Gente y país.

Pujol no se limitó a desgranar sus ya conocidas teorías sobre la supuesta amenaza del mestizaje cultural para la identidad catalana. En esta ocasión prefirió abundar en la actitud con la que, a su juicio, los catalanes están recibiendo los recientes fenómenos migratorios. Y, como es habitual en él, su análisis no fue especialmente optimista.

El ex presidente cree que las polémicas surgidas tras algunas de sus declaraciones sobre cuáles deben ser los deberes de los inmigrantes "han contribuido a crear un complejo de culpabilidad en sectores de gente del país, que temen ser tildados de racistas".

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Estas personas, que a tenor de lo que dijo Pujol serían "la mayoría", ya no pueden expresarse libremente "por la presión de lo políticamente correcto". Y esto tiene consecuencias fatales: "Cuando los grupos mayoritarios tienen complejos de este tipo quedan inevitablemente a merced de la minoría".

No concretó quiénes conforman la mayoría, pero en los 12 folios de que constaba su discurso no faltaban las críticas a algunos grupos de inmigrantes "que no quieren integrarse" y a "los políticos de la izquierda más acomodada que en algún momento han pedido papeles para todos".

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Pero Pujol no cree que Cataluña deba estar acomplejada por nada. "Dentro de España somos los que mejor hemos acogido a los inmigrantes", dijo, y quiso demostrarlo con un dato: "Aquí, a diferencia del resto de comunidades, no hemos negado la atención sanitaria a ningún inmigrante, por esto hemos repartido más de siete millones de tarjetas sanitarias".

Pero tales políticas tienen un límite, y en opinión del ex presidente ha llegado el momento de fijarlo. Tras enumerar las restrictivas políticas que comienzan a imponer a la inmigración países tradicionalmente tan aperturistas como Suecia, Holanda, Francia y Dinamarca, Pujol animó a todo el mundo a reconocer que la inmigración "es un problema". "Si para todos estos países supone un problema, ¿por qué para Cataluña debería ser diferente?".

Consciente de que difícilmente se pueden cerrar las puertas a la llegada de personas dispuestas a todo para lograr una vida mejor, Pujol hizo suya una reciente propuesta del presidente francés, Jacques Chirac, que defiende el establecimiento de un contrato entre el inmigrante y el país de acogida según el cual éste disfrutará de sus derechos a cambio de comprometerse a hacer suyos los principales valores y rasgos culturales del país. "En nuestro caso debemos hacer entender a los catalanes que están en España, pero también en Cataluña, y que deben respetar nuestra forma de ser; si no lo logramos estaremos perdidos".

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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