EL POETA QUE ABRIÓ NUEVOS CAMINOS
ROSA MORA | Barcelona
Tenía una poderosa inteligencia, era seductor, elegante con un toque anglosajón, buen conversador, de enorme cultura, prodigiosa memoria, era brillante, tenía sensibilidad y ternura, dominaba idiomas, era cosmopolita y, además, sentía curiosidad por todo. Desarrolló una dialéctica mortífera que llegó a ser leyenda y que, en ocasiones, le convirtió en un enemigo temible. Fustigó hasta la crueldad a cuantos a él se acercaron, sobre todo a los jóvenes poetas que le pedían consejo.
La historia cultural de un tiempo y un país resulta siempre difícil de objetivar, pues el propio ámbito de la cultura es en gran medida subjetivo. El libre mercado tiende a identificar el éxito y la calidad con lo cuantitativo (a más ventas, más éxito), pero en el terreno de la cultura equiparar cantidad y calidad no siempre es aconsejable.
Si los trajes blancos que han hecho célebre al Tom Wolfe personaje fueran el reflejo de una crítica sin mancha hacia su trabajo de escritor, quizá el padre del nuevo periodismo no sería tan famoso. Este autor de 73 años lleva sembrando la polémica en el mundo literario durante cuatro décadas, por lo que no sorprende que su tercera novela, Soy Charlotte Simmons, que el martes sale a la venta en Estados Unidos, se publique con los dardos de la crítica clavados.