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LOS INFORMES SOBRE FUNDAMENTALISTAS EN EL PENAL | TERRORISMO INTERNACIONAL

"Nosotros no tememos la muerte"

Jorge A. Rodríguez

Los informes policiales y penitenciarios sobre la constitución de un grupo integrista en Topas (Salamanca) recogen las circunstancias de la creación de la la célula, la continuación de su actividad pese a la dispersión de sus miembros y la "normalización" de la vida en el centro.

LA PELEA DE 2001 "He formado un grupo de buenos hermanos

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Una rebelión islamista en la cárcel de Topas en 2002 fue el germen de la célula de Achraf

Fue un gran incidente en el módulo 3 de Topas que se produjo en el noviembre de 2001. Un interno árabe fue agredido por otro español, supuestamente por cuestiones económicas. Pero inmediatamente se montó una gran pelea entre árabes y españoles, en la que participaron prácticamente todos los internos. Una vez que pudo contenerse la bronca, el herido fue trasladado al hospital y se separó a los árabes de los españoles en diferentes módulos.

El día 22 de febrero de ese año, Mohamed Achraf -que no llevaba ni un mes en Topas tras ser trasladado desde la prisión madrileña de Valdemoro- le envió una carta a Said Afif, quien estaba en otro penal, al que le contaba: "Te doy una buena noticia y es que he formado un grupo de buenos hermanos que están dispuestos a morir en cualquier momento por la causa de dios. Sólo falta que salgan y nosotros también. Hombres tenemos, armas también y tú estarás con nosotros. El emir del Grupo Salafista".

LA SUBLEVACIÓN DE 2002 "Comenzaron a coaccionar a otros de su religión"

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La rebelión de mayo de 2002 fue un "desorden colectivo", montado por un grupo de presos musulmanes radicalizados (todos los mahometanos estaban juntos en el mismo módulo), entre los que se encontraban algunos de los ahora detenidos por orden del juez Baltasar Garzón por su presunta implicación en la célula que iba a volar la Audiencia Nacional: Ahmed Mohamed Ahmed, Djamel Merabet, Birahma Diadie Kamara, Farjani Mustafá y Hoari Jera. Curiosamente, el informe no cita a Achraf, en Topas en esas fechas.

Los partes penitenciarios dicen de esa rebelión, que comenzó el 28 de mayo: "Un grupo de internos musulmanes comenzaron a intimidar y a coaccionar a otros de su misma religión para provocar graves altercados en el módulo [durante los cuales] alguno dijo: 'Vamos a quemar el módulo, no saben ustedes a quiénes se están enfrentando, estamos dispuestos a destrozar la cárcel, todos nuestros hermanos nos van a apoyar, estamos dispuestos a morir [porque] nosotros no tememos la muerte".

La algarada fue controlada y se sancionó a sus participantes por falta muy grave a 12 días de aislamiento en celdas, confirmada por el juez de Vigilancia Penitenciaria. Pero al día siguiente, prácticamente los mismos internos comenzaron "un gran aporreo de las puertas de las celdas y dando muchas voces. Se les ordena que depongan su actitud y no hacen caso y dijeron algunos a los funcionarios: 'Hijos de puta, os vais a enterar, estamos hasta la muerte contra vosotros, cabrones".

Se les cambió de celda para lo que, según los propios funcionarios, hubo que "aplicar la fuerza física personal porque los internos se resistieron de forma activa". Fueron sancionados con otros 12 días de aislamiento.

Pero los ánimos no se habían calmado. El 30 de mayo, Ahmed Mohamed Ahmed mandó un escrito al director del centro, en el que decía textualmente: "Estoy en huelga de hambre y sed por estos motivos: la tortura sufrida; queremos estar en un patio juntos incluyendo los que están en aislamiento, [queremos] la escuela abierta todo el día para rezar tranquilamente, comida, en vez de carne que nos den pescado cinco veces a la semana con doble fruta y todo esto por escrito y firmado por el director. Y si es así, pararemos la huelga y nada ha pasado".

De estos incidentes se informó a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias y los participantes en la reyerta fueron dispersados a otras cárceles.

En los informes penitenciarios de Topas figura también otra pelea, el 16 de julio de 2002, entre marroquíes y argelinos, un hecho que se consideró un incidente "taleguero", "puntual y aislado".

INFORME POLICIAL DE 2003 "La dispersión no supone la paralización de sus contactos"

Pero un informe policial de 2003 concluye que la dispersión de sus miembros no ha frenado al grupo salafista. "La dispersión", dice la policía, "no ha supuesto en absoluto la desaparición de dicho grupo ni la paralización de sus contactos". Al contrario: "Incluso esa separación y el traslado a otras prisiones de España ha favorecido y propiciado la incorporación de otros miembros al grupo primitivo constituido en Topas".

Pero los propios implicados no lo ven así. Abdella Hawari le escribe en febrero de 2003

desde el penal de Pereiro de Aguiar (Ourense) a Abdelkrim Bensmail, miembro del Grupo Islámico Armado argelino detenido junto al jefe del comando del 11-M Allekema Lamari y también detenido por orden del juez Garzón: "He olvidado contarte que en la cárcel de Topas hemos sido un grupo y nuestro emir era el Chej Mohamed Achraf, que Dios le bendiga y que sea mártir (...) El citado grupo estaba formado por más de 15 unificadores

[creyentes islamistas que profesan una única interpretación del islam], pero los tiranos, encabezados por el director de la cárcel, empezaron a molestarnos, justo cuando notaron que sólo tenemos miedo a Dios y empezaron a molestarnos y empezaron a pegarnos y luego a dividirnos en diferentes cárceles".

PARTES DE FUNCIONARIOS EN 2004 "Hay un grupo de internos denominados talibanes"

Los partes sobre la situación de Topas, incluidos a algunos ataques a funcionarios, siguieron llegando a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, donde en la primavera de 2004 Ángel Yuste acababa de ser sustituido por Mercedes Gallizo. Uno del 7 de agosto pasado dice: "Parece ser que hay un grupo de internos denominados talibanes que están presionando a los internos del módulo 9 para que asistan a los oficios religiosos y que practiquen los ritos de la religión musulmana.

Los individuos que más destacan en el liderazgo religioso son Benai Rachidi, Dosni Mohamed y Aissat Hamed, que llegan incluso a la agresión para lograr que los demás entren en lo que ellos denominan la mezquita (la escuela) del módulo. Si bien estos tres internos destacan en su actividad religiosa, hay otros que participan en la coacción a los demás internos. Los funcionarios reciben quejas de los internos denunciando la presión a la que les somete el grupo capitaneado por los anteriores aunque no se atreven a enfrentarse directamente con este grupo de presión. Hay que considerar la posibilidad de que algunos denunciantes encubran otras razones, la deuda de dinero, y que algunas presiones sean además de por motivos religiosos, por esta causa inherente a la actividad del módulo. Pero el dato de la presión fundamentalista lo da la creciente participación en número de asistentes ea la oración en la escuela del módulo".

Otro parte de un funcionario se refiere a Said Afif. En la fecha al pie del escrito se ha retocado a mano el año (1 de junio de 2004). En el documento se relatan las quejas de otros internos sobre Afif, también detenido por Garzón, al que acusan de obligarles con amenazas y palizas a cumplir con los rezos, a participar en protestas colectivas y a romper televisiones y radios.

INFORME A GALLIZO "La vida en el centro se encuentra normalizada"

Gallizo envió entonces a un inspector al centro, que entregó su informe el 28 de septiembre. Se entrevistó con directivos, funcionarios, internos, revisó los libros de incidencias y la aplicación de medios coercitivos. "La vida en el centro se encuentra normalizada (...) Todas las informaciones se concretan en los internos del módulo 9, donde está el grueso de la población musulmana (suele oscilar alrededor de los 90 internos) y un pequeño grupo de españoles (entre 5-7)", escribió el inspector. "Ni en este departamento ni en el establecimiento hay ningún interno condenado por delitos relacionados con el fundamentalismo islamista", pese a que en el penal había entonces 336 musulmanes.

Pero luego decía: "Sí tiene detectado [la dirección] un grupo de internos musulmanes a quienes por su trayectoria penitenciaria tiene decretada una especial vigilancia, algunos de ellos tachados por los funcionarios como fundamentalistas".

Sobre el módulo 9, indica que acoge a "internos árabes de trayectoria irregular" que vienen de otros módulos "en los que han desarrollado conductas problemáticas con sus compañeros, por continuos robos, hurtos, agresiones y peleas". En ese módulo se han hallado en los cacheos seis objetos punzantes, pero cree que la peligrosidad de éstos "no difiere significativamente de las de otros internos de sus mismas características", pero añade que son "de origen humilde", "desarraigados familiarmente", cuyo principal problema es "la falta de dinero".

De las broncas religiosas y de la rotura de una televisión por un integrista, indica que fue una actuación individual "en la que un interno rompió la televisión del departamento, cristales de ventanas, sillas y mesas el 26 de abril". Se llevaron al alborotador a Puerto I y se repuso la televisión.

Lo último que se hizo fue revisar las actas del Comité de Seguridad de enero, abril y julio, donde están representados los sindicatos y "en ninguna de ellas se plantea ni se hace referencia a ninguno de los problemas o situaciones de riesgo que a través de la prensa se han manifestado".

Para entonces, el único preso de Topas miembro de los Mártires por Marruecos de Achraf era Said Afif.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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