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21º FESTIVAL DE OTOÑO

El nuevo arte escénico seduce en Madrid

La Comédie Française y la Royal Shakespeare coinciden con Nekrosius y Marthaler

"Sobre el papel, es un festival incuestionable, hemos tenido mucha suerte de que estuvieran libres en nuestras fechas tantas grandes figuras y tantos espectáculos de primerísimo nivel, no suele ocurrir", dice Ariel Goldenberg, director del Festival de Otoño de Madrid, cuya 21ª edición se abre hoy con el músico Tom Zé. Con menos espectáculos que en ediciones anteriores, la muestra acogerá, hasta el 14 de noviembre, a figuras como Joan Manuel Serrat, Caetano Veloso, Eimuntas Nekrosius, Jan Fabre, Irina Brook, Marthaler, Carles Santos, Calixto Bieito, Robert Lepage y Emma Dante, y a compañías como la Comédie Française, Royal Shakespeare Company, Odin Teatret, Culberg Ballet, Nederlands Dans Theater I y Teatro de la Zaranda, entre otras.

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Quizá lo más relevante de esta edición es que no sólo trae a figuras incontestables como Caetano Veloso, Serrat, la Royal Shakespeare Company o el Culberg Ballet, entre otras. Además, llegan otros nombres que están removiendo en lo más profundo la escena internacional y empiezan a ser reclamados por numerosos países que ya les convierten en nuevos dioses escénicos.

Entre ellos, el director Robert Lepage (con una Celestina con Nuria Espert), el músico Tom Zé, que acude dentro del ciclo Estación Brasil-Madrid junto con Ná Ozzetti y Moreno Veloso (hijo de Caetano) o Eimuntas Nekrosius, director muy cotizado en Europa y al que ya le ha echado el ojo algún teatro público español. Viene con El cantar de los cantares (del 21 al 24 de octubre en el Teatro de Madrid), la única coproducción del festival. En la misma línea está el alemán Christoph Marthaler, que acude con Los diez mandamientos (Teatro de Madrid, 7 y 8 de noviembre).

Las dos compañías consideradas las más sólidas de Europa estarán presentes. La Comédie Française, con la obra con la que empezó su andadura en 1680, El enfermo imaginario, de Molière, con dirección de Claude Straz (del 15 al 17 de octubre en el teatro de la Zarzuela). Y la Royal Shakespeare Company con el proyecto que más ha involucrado a España en toda su existencia: El perro del hortelano, de Lope de Vega; Los empeños de una casa, de sor Juana Inés de la Cruz; La venganza de Tamar, de Tirso de Molina, y Pedro de Urdemalas, de Cervantes (del 23 al 31 de octubre, en el teatro Español).

Junto a ellas, otros grupos de reconocida trayectoria como el Odin Teatret, que celebra su 40º aniversario con El sueño de Andersen (del 3 al 6 de noviembre en el teatro de La Abadía).

La danza ha visto reducida su participación, aunque cuenta con primerísimos espadas, como Jan Fabre (19 al 22 de octubre en Cuarta Pared), la compañía principal del Nederlands Dans Theater (20 al 23 de octubre en el teatro de la Zarzuela), el Culberg Ballet y Josef Nadj.

También se ha buscado entre los éxitos que generan otros festivales internacionales. Entre ellos, Pourquoi la cuisine?, un espectáculo que ha dado la vuelta al mundo dirigido por Mladen Materic, que lo ha escrito con Peter Handke. Entre los novísimos triunfadores, la directora y autora italiana Emma Dante acude con dos espectáculos.

Dos grandes voces: Joan Manuel Serrat, acompañado por la Orquesta de la Comunidad de Madrid (teatro Albéniz, del 26 al 30 de octubre), y Caetano Veloso, que presentará su último trabajo, A foreing sound, en el que aborda conocidos temas de la música anglosajona (Palacio de Congresos, 31 de octubre y 1 de noviembre).

El Año Neruda y el Año Chéjov estarán también presentes. Ángel Parra canta a Pablo Neruda es un espectáculo del hijo de Violeta Parra concebido como homenaje al poeta chileno. En un intento de apoyar a valiosos grupos españoles que no acceden a los circuitos comerciales se ha programado el Teatro de Cámara Chéjov y a la compañía Producciones Inconstantes, ambos con varios Chéjov.

Como apuesta por un teatro de calidad hecho en España, pero que difícilmente se puede ver en nuestro país, se ha incluido Ni sombra de lo que fuimos (del 28 al 31 de octubre, teatro de La Abadía), de La Zaranda, grupo muy solicitado y premiado internacionalmente, pero que casi nunca llega a nuestros escenarios.

No faltan afamados españoles como Calixto Bieito y Àlex Rigola, y herederos de estrellas internacionales, como Irina Brook, continuadora del talento paterno. Como espectáculo unipersonal está la transformación de Charles Gonzalès en Camille Claudel, y dentro del territorio del teatro musical, la última ópera del ecléctico Carles Santos (teatro de la Abadía, del 14 al 17 de octubre), El compositor, la cantante, el cocinero y la pecadora. El teatro latinoamericano estará representado por los argentinos Periférico de Objetos, y las marionetas, con tres exquisitos espectáculos: Los mundos de Fingerman, de la compañía bosnia-peruana Gaia Teatro; los belgas Mossoux-Bonté, y el último trabajo de Carlos Marquerie.

También los espectáculos que se presentarán en un total de 26 municipios de la Comunidad de Madrid ofrecen un alto nivel, como La nona, de Roberto Cossa, con la Compañía Ipiau; Hamlet, de Shakespeare, por Noviembre Teatro; la compañía de danza de Teresa Nieto, y un encuentro con bailarines del Nikolais Dance Theatre.

Ariel Goldenberg, director del Festival de Otoño, ayer en Madrid.
Ariel Goldenberg, director del Festival de Otoño, ayer en Madrid.LUIS MAGÁN

"Necesariamente contestatario"

Ariel Goldenberg es, desde hace cinco años, director del Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid, que este año ha reducido en un 30% el número de espectáculos con el fin de "condensar la calidad".

Este profesional es también en la actualidad director del Teatro Nacional de Chaillot de París, y antes dirigió el Teatro de Bobigny de París durante 11 años, el Festival de Teatro de Múnich, el de Nancy y el Internacional de Madrid.

Tras casi treinta años de experiencia en estas lides, se encuentra en Madrid con un festival que sólo había soñado: "Todos los espectáculos son de primerísimo nivel, es excepcional poder asistir durante cinco semanas a un evento de estas características; las circunstancias y los imponderables se han puesto de nuestro lado", señala Goldenberg.

Un festival que, dice, se ha hecho con una dosis de riesgo: "Cuando uno trata de hacer siempre lo mismo, en un momento u otro se vuelve necesariamente contestatario", dice, al tiempo que asegura que le gustaría que "la gente recupere la curiosidad que había en los años ochenta, cuando llenaban teatros con desconocidos". No es el caso de esta muestra, en la que todos son creadores solventes, pero algunos aún desconocidos del gran público.

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