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Bush y Kerry preparan su primer debate electoral enfrentados sobre la guerra en Irak

Los candidatos a la presidencia de EE UU medirán sus fuerzas el próximo jueves en Miami

George W. Bush y John Kerry se preparan desde el fin de semana para el debate del jueves en Miami, el primero de los tres previstos y el más importante, porque marcará la fase final de la campaña y porque estará dedicado a la política exterior, con Irak en el centro de la pista y la seguridad de EE UU como comodín electoral. Desde 1992 no había tanta expectación y tantos espectadores potenciales como ahora ante un debate presidencial. Tanto Bush como Kerry mantienen, en vísperas de su encuentro de Miami, un fuerte enfrentamiento en torno a Irak.

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El demócrata Kerry es el que más se juega. A Bush le conoce todo el país, y tiene bien definidos sus amores y sus odios; pero hay muchos estadounidenses que, aunque rechazan al presidente, no se sienten arrastrados por el senador. Teniendo en cuenta que un tercio de los votantes dice que seguirá todo el debate y otro 49% promete ver parte, Kerry necesita encontrar el mensaje claro -y las palabras simples para expresarlo- que le permita llegar a la mayoría de los norteamericanos, que creen que el país no va en la buena dirección y cada vez son más críticos con la guerra de Irak, pero no acaban de ver en el demócrata al hombre fuerte que les dé garantías de seguridad.

En búsqueda de ese mensaje, Kerry asesta con contundencia sus críticas y Bush se mantiene sin cambios. El presidente dijo que "respalda absolutamente" la bandera de misión cumplida de mayo de 2003. Ayer Kerry se escandalizó: "Desde entonces han muerto 900 soldados. La misión no estaba cumplida". En Ohio, Bush respondió: "No puede ser un líder en este mundo aquel que tiene dos opiniones para cada problema". Y refiriéndose al jueves, añadió: "Kerry podría pasar los 90 minutos discutiendo consigo mismo. Me resulta difícil preparar el debate porque sigue cambiando de opinión sobre la guerra contra el terrorismo". El nuevo anuncio de televisión de los republicanos dice: "¿Cómo John Kerry puede protegernos si ni siquiera sabe qué terreno pisa?" El de los demócratas recoge manifestaciones triunfalistas de Bush sobre Irak y la economía y las contrasta con las cifras de bajas y los datos de pobreza en EE UU.

En la preparación del debate, los candidatos celebran sesiones de entrenamiento en las que contestan las preguntas que se supone que van a recibir ante las cámaras. Es lo que hizo Bush en Crawford durante dos horas el sábado y otras dos el domingo; el senador republicano Judd Gregg actuó de Kerry. En Wisconsin, el que hace de Bush en el entrenamiento de Kerry es Gregory Craig, un influyente abogado de Washington cercano al senador Ted Kennedy que, entre otras cosas, representó al padre del niño cubano Elián González en el año 2000.

En cuanto a los importantes detalles de la puesta en escena, el equipo del actual presidente, que jugaba con la presión de no aceptar todos los debates, ha conseguido pactar una distancia de tres metros entre Bush y Kerry, para que se note menos que el demócrata es más alto. La letra pequeña del acuerdo sobre los debates ocupa 32 folios en los que se especifica todo lo posible para evitar sorpresas. De estos encuentros siempre se dice -siempre desde 1960, cuando empezaron a celebrarse- que pueden ser decisivos. A la hora de la verdad, su influencia en los votantes es relativa, pero es imposible anticipar si habrá sorpresas.

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Bush, interrumpió ayer su estancia en Tejas para ir a Ohio. Ningún presidente republicano ha llegado a la Casa Blanca sin haber ganado allí, y tan en serio se lo toma Bush que la visita de ayer fue la número 26, y la que hará el sábado, la 27. Ohio, con 20 votos electorales, y Florida, con 27, son dos de los Estados decisivos para el 2 de noviembre. Los expertos coinciden en que el candidato que gane en esos dos lugares se llevará las elecciones. Los sondeos dan ahora una pequeña ventaja a Bush en Ohio -entre dos y nueve puntos-, mientras que en Florida hay tres encuestas en las que empatan y cuatro en las que gana el actual presidente. Después de seis semanas de huracanes, tanto el gobernador Jeb Bush como la Casa Blanca se están volcando en la organización de las ayudas. El papel del abogado Craig en el equipo de Kerry no ayudará mucho a los demócratas cubanos que tratan de equilibrar el apoyo masivo de los cubanoamericanos hacia Bush.

Por otra parte, la alarma antiterrorista que elevó el grado en verano ante la posibilidad de que hubiera incidentes en las convenciones ha sido relanzada y, según The Washington Post, ayer entró en vigor un plan nacional de coordinación de los diferentes organismos de seguridad.

Kerry bebe una cerveza mientras ve un partido de fútbol en un bar de Wisconsin, el pasado domingo.
Kerry bebe una cerveza mientras ve un partido de fútbol en un bar de Wisconsin, el pasado domingo.AP

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