OPINIÓN DEL LECTOR

Notificación errónea

Una hija mía esta mañana ha vivido una situación surrealista, por calificarla suavemente. Han llamado al timbre del domicilio familiar; tras mirar por la mirilla y ver que se trataba de un policía local abre transcurridos unos minutos una vez ha dejado lo que estuviese haciendo. Cuando abre la puerta la autoridad competente ya no está; al momento suena el timbre pero en esta ocasión desde de la puerta de la calle. Mi hija baja para averiguar que sucede, y se trata de la notificación de una sanción de tráfico (de la DGT) a un individuo ajeno por completo a mi familia y desconocido al que periód...

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Una hija mía esta mañana ha vivido una situación surrealista, por calificarla suavemente. Han llamado al timbre del domicilio familiar; tras mirar por la mirilla y ver que se trataba de un policía local abre transcurridos unos minutos una vez ha dejado lo que estuviese haciendo. Cuando abre la puerta la autoridad competente ya no está; al momento suena el timbre pero en esta ocasión desde de la puerta de la calle. Mi hija baja para averiguar que sucede, y se trata de la notificación de una sanción de tráfico (de la DGT) a un individuo ajeno por completo a mi familia y desconocido al que periódicamente, desde hace unos dos años, le llegan otras notificaciones vía correo certificado a mi buzón, las cuales dejo en el lugar apropiado para que el interesado las recoja.

Como la DGT toma para el permiso de conducir los datos del DNI no cabe la posibilidad de que el interfecto haya proporcionado datos erróneos al guardia civil en el momento de ser sancionado. Por tanto hemos de concluir que por la razón que sea son erróneos en origen, en los ficheros de la propia DGT, porque en mi casa desde que se construyó nadie ha vivido salvo mi familia.

Ello nos lleva a constatar una vez más la ironía de que si algo no funciona en este país son precisamente los funcionarios y la empresa donde pasan la mañana, la Administración. Salvo cuando han de incordiar al común, a probos ciudadanos. Como traca final, añadir que mi hija ha recibido un rapapolvo del guindilla por no abrirle la puerta con la diligencia que su cargo y condición debe pensar merece. Como si fuese obligatorio abrir la puerta (y además, rápido) del domicilio a desconocidos, con uniforme o sin él. Este badulaque debe tener niveles altos de adrenalina almacenada como consecuencia de la falta de descarga ya que para él Valencia no tiene delincuentes que perseguir y apresar. Así nos luce el pelo.

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