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Entrevista:RESTITUTO GUTIÉRREZ | Hospitalero del Camino de Santiago

"Cambia el mundo y cambia el Camino"

Jesús Ruiz Mantilla

Un comedor fresco en Castrojeriz. Restituto contesta a las preguntas del peregrino con su ayudante Eugenio al lado, que le apunta.

Pregunta: ¿Cómo vino usted a parar aquí?

Respuesta: Yo soy un producto de don Manuel Fraga. En el año 93 encargó un proyecto a la agencia de publicidad donde yo trabajaba, hice el Camino, cosa que nunca había intentado ni conocía, y dos años después me vine a vivir.

P. ¿Y dejó el mundo de los anuncios por la paz espiritual?

R. Bueno. Me había separado ya tres veces y en esas fechas nació mi primer nieto. Era uno de esos momentos en la vida en los que te planteas un cambio radical, y a mí siempre me había gustado ayudar a la gente: si un coche no arrancaba, me bajaba a empujar.

P. Entonces se hizo hospitalero. ¿En qué consiste eso?

R. Ser hospitalero es ser relaciones públicas, recibir en tu casa, facilitar el Camino en una época donde predomina la desconfianza. Hoy alguien te regala 20 euros por la calle y nadie los coge. Se preguntan qué querrá el que los ofrece.

P. Facilitar el Camino... Una expresión que en su caso es real y metafórica.

R. Pues es cierto. Hay que hacerlo físicamente, pero luego vienen algunos que te piden consejo sobre su vida privada también. La gente es muy buena y muy agradecida, es lo que he aprendido aquí, aunque últimamente va cambiando un poco el pelaje de los que vienen, algunos se creen que van a Cancún o a Santo Domingo, y esto es muy duro, aquí salen ampollas.

P. ¿Y cómo se creen eso?

R. Por la publicidad que están haciendo del Camino ahora: es engañosa, está mal orientada. Esto es una experiencia especial, interior, un encuentro con uno mismo.

P. ¿Pero quién les confunde?

R. No sé. La publicidad mal orientada. Yo no estoy en contra de la publicidad; si no existiera, la gente no lavaría con detergente. Estoy en contra de que se haga mal. Si don Manuel

se gastara mil millones de pesetas en que se contara bien, no pasaría.

P. ¿Aquí se viene a sufrir?

R. No, a sufrir no se viene. Se viene a encontrarse. Pero que venga gente con buena disposición; yo lo único que quiero es que, si se ocupan mis 32 plazas y tengo que decirle a alguien que no, no se cague en mi madre.

P ¿Y hace usted negocio?

R. Qué va. Hay días que sacaba una media de 0,90 euros por persona. Luego te viene una buena racha y sacas 2,80, o tres. Yo no cobro nada en mano. Todo me lo echan en el bote. Lo que no comprendo es que algunos me enseñan un billete y luego suena a metal en la lata.

P. ¿Y los curas se estiran?

R. ¡No! Vienen y se creen los dueños del Camino. Y si vienen con niños, peor, porque se creen que el que manda en el refugio es el cura. Aquí no los quiero. El que de la puerta de la calle a la puerta del comedor te dice que es cura es que te la va a hacer. Los curas tocan mucho los cojones, como están convencidos de que tienen la llave de no sé qué... Pero no es así.

P. La mayoría de los que paran por aquí serán creyentes.

R. No creo ni que lleguen al 15%. Y los que te preguntan dónde pueden ir a misa, menos. Si se lo pones complicado ni van. Si tienes que ir a misa, vas, me imagino. Yo, por ver un partido de rugby voy al fin del mundo.

P. ¿De rugby, no?

R. Sí, de rugby. Soy un loco del rugby. Fui fundador del CAU de Madrid, jugaba de zaguero. Yo lo he pasado bien siempre, y el tiempo que me queda quiero estar a gusto, reírme, ser feliz.

P. El Camino será un lugar estupendo para hacer una radiografía del mundo.

R. Es igual que la sociedad. Cambia el Camino y es que el mundo está cambiando. Se nota más individualismo.

P. ¿Qué nacionalidades predominan?

R. Franceses, alemanes, estadounidenses que estudian en España, muchos brasileños, que son los más fervorosos, y mucho excursionista.

P. Se encontrará con mucho iluminado.

R. Los auténticos peregrinos son personas muy normales. Luego vienen algunos vestidos de lagarterana, pero bien. Normal.

P. También aparecerá mucho recomendao.

R. A mí me da igual. Si no traen la credencial que se da en casi todas las capitales de provincia en la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, no entran. Una vez vino el alcalde de Marsella, creo, y le mandé a un hotel. Le dije: "Si eres tan alcalde y tan chulo, te vas al hotel". Me da igual, que sin papel no entran.

P. O sea, que no hace distingos.

R. No, ni a los que vienen a ayudarme al refugio y se tiran aquí 15 días. Si quieren probarlo y trabajar, son bienvenidos, yo no les pregunto a qué se dedican ni nada; si me lo quieren contar, que me lo cuenten.

P. ¿Y las reglas de su refugio son muy estrictas?

R. A las 5.30 despertamos nosotros para levantar a los peregrinos un poco antes de que amanezca. Les ponemos música gregoriana y les damos el desayuno. Entre siete y siete y media se van. No admitimos móviles en las habitaciones, porque todos tenemos un amigo borracho que nos puede llamar a las dos de la madrugada a ver qué tal estamos. A las diez y media de la noche se cierra la puerta.

P. ¿Y el sexo está permitido?

R. Ni hablar. Eso es íntimo y aquí duermen todos juntos. Lo mismo que nadie caga con la puerta abierta. No es justo que unos en la cama de al lado lo pasen bomba mientras los demás se chupan el dedo.

Restituto Gutiérrez.
Restituto Gutiérrez.MIGUEL GENER

Harto del estrés

Ha sustituido el asfalto y la pasta que le proporcionaba la publicidad por la paz de la llanura castellana y un bote de hojalata donde los peregrinos le depositan la voluntad. Restituto Gutiérrez, madrileño, de 64 años, todo un apóstol del corte de mangas a la vida moderna, es feliz en su albergue de Castrojeriz, en la provincia de Burgos, donde da catre y desayuno por la voluntad a los peregrinos que paran en su refugio del Camino de Santiago. Dice que se hartó después de tres separaciones y que al nacer su primer nieto dejó la vorágine por la tranquilidad a cambio de hacer lo que le da la gana. Luce barbas de iluminado, pero dice que iría a cualquier sitio sólo por ver un partido de rugby. A los curas les manda a la parroquia porque le da rabia "que se crean los dueños del camino" y no admite sexo ni teléfonos móviles en los barracones.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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