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ZP, en primera persona | HUMOR
Columna
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Bienvenido, Mr. Bush

Ministros y compañeros del partido esperábamos en nuestra casa de verano la visita de George W. Bush con alguna tensión y la profunda esperanza de reafirmar nuestra razón histórica al comprobar que el mundo está en manos de un hombre más simple que un chupete.

-Tenéis que pensar -me encaramé a un bidón de jabón de lavadora (reciclable) para proceder a una didáctica de bondad- que el señor Bush ya no es nuestro enemigo. Ahora es nuestro aliado. Todos deseamos que pierda las elecciones y se vaya a tomar viento, cierto. Y con nosotros, lo desean tres cuartas partes del planeta. Ahora bien, como gane las elecciones, vamos de cráneo. Nosotros y tres cuartas partes del planeta. Explícaselo tú, Miguel Ángel.

El ministro de Asuntos Exteriores tomó la palabra:

-Lo que ha dicho el presidente está muy bien dicho.

-Gracias, Miguel Ángel, pero no me reafirmes la personalidad, que me da el carisma y luego qué.

-Pero yo prefiero expresarlo en lenguaje diplomático: si Bush gana las elecciones, ¡la cagaste, Burt Lancaster!

-¡Aaaaaaah! -cundió el pánico, como es natural. Si Tony Blair nos envió el Tireless como venganza por la retirada de las tropas, qué no nos hará George W. Bush.

-¡Tranquilos! -se alzó la voz de Trini-. Si las cosas se ponen feas, como secreataria de Relaciones Internacionales, ¡yo me haré cargo de todo!

-¡¡Aaaaaah!!

-Hay mucho machismo residual, Trini -susurré, para tranquilizarla-. Lo que quiero deciros a todos es que seamos educados. Con una sonrisa se llega muy lejos. Sé lo que me digo.

Entre una cosa y otra, las dos de la tarde y el enemigo sin venir. Con la incertidumbre, además, de desconocer si con George W. Bush también se presentaría José María Aznar, el bigote a su lado.

-¡Sus voy a dar a tos pal pelo, cagon las Azores!

Aznar nunca decepciona. Tras abrir la valla del jardín de una patada, ahí estaba, los brazos en jarras, los ojos en sombra, un paso por delante de Bush.

-Mira, qué asco de jardín, George; qué asco de casa, me da asco la vida ya, George. Esto no hay quien lo aguante. Mira, mira.

Tras patear varios muebles y personas, pasó el dedo índice por encima de una mesa, dejando un rastro brillante sobre la superficie llena de polvo. "Encima, guarros. Una bacanal de socialistas cochinos. Hasta aquí hemos llegado. Nos vamos, George".

-Buenos días, presidentes.

-¡Grrrr! ¡Guau!

-Tranquilo, Ánsar.

-Es que me da asco, Geoooorge. Me ha quitado el Gobierno. Tú lo sabes, él lo sabe, yo lo sé, todos lo saben.

-Escúchame bien, Sapatero Rodrígues. No me iré sin darte antes un mensaje terrible. Espérate un momento que lo encuentre. Lo tenía por.... Siempre le digo a Laura que no me registre los bolsillos. Aquí está. ¿Quieres leerlo tú, Ánsar? Se me fatiga la vista cuando son más de dos palabras.

-El mensaje dice: "Pichurri: compra arroz, que en España es muy bueno".

-¡Trae aquí! No era ese papel. El mensaje terrible es este otro. ¡Lee Ánsar!

-"Sapatero Rodrígues: soy lo que parezco. No hay esperanza para la Tierra".

MARIO MARQUERIE

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