Abre las puerta en el Baix Empordà un museo dedicado a las mermeladas
Georgina Regàs es una abuela del siglo XXI. Elabora confituras a la vieja usanza a la vez que experimenta con nuevos sabores al más puro estilo Ferran Adrià. A sus 72 años, acaba de fundar en Torrent, el pequeño municipio del Baix Empordà en el que vive, un museo dedicado a la confitura, el primero de estas características que existe en Cataluña, aunque hace años que funciona en Pau (Francia) uno similar.
El modesto equipamiento ocupa unas pequeñas instalaciones de 70 metros cuadrados en la plaza Major de Torrent. Con un objetivo didáctico, unos paneles gráficos introducen al visitante en el mundo de las mermeladas, confituras y jaleas, y explican el proceso de elaboración y el origen de estos líquidos azucarados con sabor a frutas. El museo se completa con libros y material relacionado con las frutas y las mermeladas, y con una selección de confituras caseras que son la pieza central de la colección.
Por el momento se exponen una treintena de variedades, que también están a la venta y con las que se financia el museo. El museo tiene las mermeladas más clásicas, las elaboradas con frutas que habitualmente se consumen a la hora del desayuno. Pero llaman la atención las confituras de sabores exóticos, como las de pera con pastillas Juanola, de café y de berenjena, y la jalea de ajo, que son el resultado de las pruebas que durante años ha ido haciendo Georgina Regàs. "Las que han salido bien las he puesto en el museo", explica.
Todo empezó hace 25 años por culpa de la sobreproducción de un limonero. "No sabía qué hacer con tanto limón", dice Georgina, "y decidí hacer mermelada. A partir de ahí, me fui liando, hasta ahora que me he liado del todo". Lo que más le divierte es experimentar con los ingredientes que encuentra en el mercado y ver el resultado.
