PALEONTOLOGÍA | Técnicas de microscopía

Físicos y paleontólogos se unen para hallar microorganismos en el ámbar de Peñacerrada

Físicos y paleontólogos se han unido para una primicia, el hallazgo de restos fósiles y orgánicos de microorganismos en el ámbar del yacimiento de Peñacerrada (Álava), que se está revelando como uno de los más importantes del mundo. "En ciencia no existe la palabra imposible: su sola mención es el mejor estímulo de los investigadores; en nuestro caso nos ha llevado desde la paleontología a apoyarnos en las últimas aportaciones de la física con tal de avanzar en el conocimiento de la historia de la vida. ¿Quién iba a decirnos en 2000 que íbamos a descubrir en el ámbar restos orgánicos de hace 1...

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Físicos y paleontólogos se han unido para una primicia, el hallazgo de restos fósiles y orgánicos de microorganismos en el ámbar del yacimiento de Peñacerrada (Álava), que se está revelando como uno de los más importantes del mundo. "En ciencia no existe la palabra imposible: su sola mención es el mejor estímulo de los investigadores; en nuestro caso nos ha llevado desde la paleontología a apoyarnos en las últimas aportaciones de la física con tal de avanzar en el conocimiento de la historia de la vida. ¿Quién iba a decirnos en 2000 que íbamos a descubrir en el ámbar restos orgánicos de hace 115 millones de años?", afirma Jesús Alonso, director del Museo de Ciencias Naturales de Álava y miembro del equipo Ámbar 2000.

Este grupo de investigadores, impulsado por la Diputación de Álava, estudia el yacimiento de esta resina fósil descubierto en 1995 en Peñacerrada (Álava), y que tiene su origen en el Cretácico. Alonso ha sido testigo y responsable de cómo, en menos de 10 años, las investigaciones del ámbar alavés han sido claves en el conocimiento de la Tierra durante aquel periodo: su atmósfera, su agua o especies desconocidas de insectos.

La última aportación ha sido el descubrimiento de microorganismos en estas resinas, con restos orgánicos de algunos de ellos. Hasta ahora, ninguna investigación con el ámbar había afrontado el estudio de lo que no se ve a simple vista o con los microscopios ópticos convencionales. El equipo de Ámbar 2000 se animó después de conocer el trabajo de microanálisis que los físicos Jaceck Wierzchos, de la Universidad de Lérida, y Carmen Ascaso, del CSIC, realizaban en la Antártida.

La pregunta no era descabellada: ¿si Wierzchos y Ascaso rastreaban restos de vida en las rocas antárticas con la ayuda de las microscopías electrónica y láser, por qué no emplear estás técnicas con el ámbar del Cretácico? Alonso recuerda: "El flechazo entre ambos equipos fue instantáneo; nos ofrecieron su ayuda y su experiencia en el manejo de estos microscopios hasta el punto de que el estudio que acabamos de publicar en Journal of Palentology está firmado por miembros de los dos equipos".

Los resultados son determinantes: por primera vez, se ha conseguido describir estructural y morfológicamente restos fósiles de protozoos, amebas o posibles bacterias del Cretácico. Sin problemas y con una nitidez asombrosa, gracias al empleo de, entre otros microscopios electrónicos, los de barrido a bajas temperaturas y de barrido en modo de electrones retrodispersados.

La sorpresa llegó con el uso del láser. Mientras el rastreo en los pedazos de ámbar se realizaba con barridos de electrones los investigadores se encontraban con espacios vacíos entre unos restos y otros de microorganismos. Al aplicar los microscopios de láser scanning confocal, descubrieron que esas lagunas no eran tales. También estaban pobladas por microorganismos, pero en un estado "momificado", tal y como define Alonso. Eso quiere decir que eran restos orgánicos, no fósiles, de protozoos.

"Si es todo un acontecimiento encontrar un mamut que ha muerto en los hielos y se ha conservado durante miles de años congelado, no es difícil imaginar la magnitud de este descubrimiento", explica este científico. Sobre todo, cuando también se hallaron restos de ácido nucleico. "No se puede decir que sea ADN; el análisis de estos restos es el siguiente paso de nuestra investigación, cuyos resultados esperamos exponer dentro de un año", apunta con prudencia Alonso. "De momento hemos puesto a disposición de la comunidad científica las técnicas que hemos utilizado para que se apliquen en todos los yacimientos de ámbar del mundo", concluye.

En el artículo publicado en Journal of Paleontology se comunica con detalle el hallazgo de protozoos, hongos y células vegetales. Además de los tres científicos citados, son firmantes J. Carmelo Corral y Rafael López, del Museo de Ciencias Naturales de Álava.

Protozoo observado con microscopio electrónico de barrido a bajas temperaturas en el ámbar de Peñacerrada. Abajo, fragmento con un insecto dentro.MCNA

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