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Reportaje:BALONCESTO | Comienza la próxima madrugada la final de la NBA

Mirando hacia atrás con pasión

Los Lakers y los Pistons encaran su gran cita recordando la histórica de 1988

Estando a las puertas de una final de la NBA entre los Lakers de Los Ángeles y los Pistons de Detroit, es casi imposible no recordar lo vivido hace 16 años, en 1988, cuando ambos equipos disputaron una de las más memorables, emocionantes y significativas de la historia de la Liga profesional norteamericana de baloncesto.

Memorable, porque la colección de jugadores que se dieron cita tienen un puesto más que ganado en la memoria colectiva: Magic Johnson, Scott, Cooper, Worthy, A. C. Green y Kareem Abdul Jabbar, dirigidos por Pat Riley; Isaiah Thomas, Dumars, el microondas Vinnie Johnson, Adrian Dantley, Bill Lambier, Mahorn, Edwards y Rodman, aleccionados por Chuck Daly. Casi nada.

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Emocionante, porque fue un thriller perfecto. La ventaja del factor campo la tenían, como ahora, los Lakers, pero les duró un partido (93-105 para los Pistons). Igualada en la segunda cita, la serie viajó a Detroit para disputarse tres encuentros seguidos ante más de 40.000 espectadores abarrotando el Pontiac Silverdome. Riley y sus hombres se recuperaron anotándose el tercer envite, pero el juego extremadamente físico de los Pistons y su mayor juventud llevaron el lance de vuelta a Los Ángeles con los Lakers contra las cuerdas: 2-3.

Lo mejor, como en las buenas películas, quedó para el final. En el mítico Forum californiano se vivieron dos encuentros inolvidables. En el sexto, los Pistons eran prácticamente campeones gracias a un portentoso Thomas, que logró 43 puntos, 25 en el tercer cuarto -récord en las finales-, lesionado en un tobillo y cojeando. A falta de un minuto, dominaban (99-102) y la cadena televisiva CBS ordenó que llevasen el trofeo y mucho hielo para el champaña a su vestuario, donde se celebraría la tradicional ceremonia de entrega. Pero, como dijo Magic después, un minuto es mucho tiempo. El suficiente para que, gracias a dos tiros libres de Jabbar (103-102), se alcanzase el séptimo y definitivo choque.

Esta vez la trama cambió. Los Lakers acariciaban el anillo en el último cuarto (90-75) cuando volvió a aparecer la infranqueable defensa de los Pistons hasta llegar al último minuto con los de la CBS sin saber qué hacer (102-100 para Lakers). A falta de 6 segundos, Lambier metió uno de sus triples característicos y los cardiólogos se frotaban las manos (106-105). El balón voló desde la línea de fondo, superó la presión desesperada en todo el campo de los Pistons y aterrizó en las manos de A. C. Green, que, haciendo de palomero, anotó una cómoda bandeja y cerró la inolvidable final ante el delirio de Jack Nicholson y compañía.

Pero, sobre todo, aquel enfrentamiento resultó significativo, pues supuso el término de una era y el comienzo de otra. Fue el último título del showtime, de una manera de entender el baloncesto que desapareció con esos Lakers.

Un curso después ambos finalistas repitieron, pero todo fue distinto. Los Pistons no perdonaron e infligieron un severo 4-0 a unos Lakers que, con Magic lesionado, nunca tuvieron posibilidades. Surgió entonces la tiranía de los Bad Boys, de la dureza extrema, de la importancia vital de la defensa.

Mucho han cambiado las cosas. Los Lakers sufrieron una espectacular sequía de 12 años hasta que los astros conjuntaron a dos jugadores estelares llamados Shaquille O'Neal y Kobe Bryant y un entrenador acostumbrado a manejar egos descomunales, Phil Jackson. En cinco temporadas juntos, tres anillos a la espera del cuarto.

La travesía de los Pistons ha sido mucho más árida. Una vez que Michael Jordan, por fin, fue capaz de doblegarles y evitar, en 1991, su tercer título consecutivo, se convirtieron de la noche a la mañana en un equipo marginal hasta el punto de tener que esperar 11 años para volver a ganar una eliminatoria de playoff y 13 para plantarse de nuevo en la gran final.

Pero, como hace casi 20 años, ambos equipos representan formas de concebir el juego opuestas y significativas de las conferencias de las que proceden. Los Lakers y su star-system frente al juego duro, tosco, horrible en muchas ocasiones, pero tremendamente efectivo, de los Pistons. Los californianos son los favoritos y sólo los amantes del riesgo apuestan por sus rivales. Nadie espera una final como la de1988. Pero, al menos, que no la hagan echar demasiado de menos.

Al mejor de 7 partidos (todos, por Canal + Deportes 2 a las 2.30): el primero se disputa la próxima madrugada; los otros en las de los días 9, 11, 14, 16, 18 y 21).

Isaiah Thomas (a la izquierda) y Magic Johnson.
Isaiah Thomas (a la izquierda) y Magic Johnson.ASSOCIATED PRESS / REUTERS

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