_
_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Nicolai Ghiaurov, una de las grandes voces del Este

El bajo búlgaro Nicolai Ghiaurov hacía honor a la leyenda de que las grandes voces graves vienen del Este. El pasado miércoles falleció en el hospital Hesperia de Módena (en Italia), donde llevaba internado casi tres semanas, a causa de un ataque cardiaco. Tenía 74 años de edad.

Hijo de un sacristán, había nacido en Velingrado el 13 de septiembre de 1929. Estudió canto en Sofía y Moscú. Comenzó su carrera profesional en 1955 en la Ópera de Sofía con el personaje de Basilio de El barbero de Sevilla, de Rossini.

En 1965-1966, el director Herbert von Karajan le invitó a desempeñar el papel protagonista de Boris Godunov en el festival de Salzburgo. Con su versión de Don Quijote en la ópera homónima de Massenet alcanzó también un gran prestigio en los setenta.

Los primeros recuerdos que vienen a la mente son, en cualquier caso, sus aportaciones verdianas. "Era el gran bajo para las óperas de Verdi", en opinión del tenor Carlo Bergonzi. El disco ha inmortalizado su participación en obras como Don Carlo, Simon Boccanegra o Macbeth.

Bajo la batuta de Claudio Abbado participó en un histórico montaje en La Scala de Simon Boccanegra dirigido escénicamente por Giorgio Strehler, con un reparto que incluía a Mirella Freni, José Carreras y Piero Cappuccilli. La producción llegó a España, al Gran Teatro del Liceo de Barcelona, años después, en 1985-1986, y Ghiaurov cantó en algunas funciones.

También, a bote pronto, recuerdo su actuación en el Coliseo Albia de Bilbao en Don Carlo en septiembre de 1982, al lado de Aragall y Freni. O el recital, también con Freni, y la batuta de Romano Gandolfi, en el teatro Maestranza de Sevilla dentro de los actos musicales de inauguración de la Expo de 1992.

La gran soprano italiana Mirella Freni era la esposa de Nicolai Ghiaurov. Con ternura ha afirmado en alguna ocasión que Nicolai le facilitó su incursión en el repertorio ruso y, en particular, en Eugenio Oneguin, de Tchaikovski.

Cantaban juntos cuando las circunstancias lo permitían. En la tierra natal de ella y del tenor Luciano Pavarotti, Ghiaurov se ha despedido del mundo. Es curioso este juego de complicidades nada aparente.

Una de las primeras muestras de condolencia por su muerte se debe al tenor Plácido Domingo: "Con la desaparición de Nicolai Ghiaurov, el mundo de la música ha perdido un gigante", ha dicho el extraordinario tenor madrileño.

Ghiaurov respondía a un estilo lírico equilibrado. Dosificaba por igual la fuerza expresiva y la elegancia del fraseo. La pervivencia, el recuerdo, nos llegan a través del disco. ¿Uno solamente a elegir? Pues quizás Don Giovanni, de Mozart, en un registro en vivo del 7 de abril de 1970, con la dirección de Carlo Maria Giulini, distribuido en España por Diverdi, con la orquesta y coro de Roma de la Rai. Los compañeros de reparto son excelsos: Gandula Janowitz, Sena Jurinac, Sesto Bruscantini, Alfredo Kraus. Un lujazo. El disco es ya un clásico. Verdaderamente, la memoria permanece.-

Ghiaurov, en una actuación en Bilbao.
Ghiaurov, en una actuación en Bilbao.GARCÍA FRANCÉS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_