Tribuna:EL NUEVO RUMBO DE IZQUIERDA UNIDA

¿Qué hacer?

¿Qué hacer? Sin duda, practicar lo que escribimos, que en una parte importante permanece a la espera. Por eso es preciso ser firmes y rigurosos a la hora del necesario relanzamiento y, por tanto, remover inercias, burocratismos y cualquier otro obstáculo que se oponga al desarrollo pleno de Izquierda Unida.

Cuando en 1984 se lanzó la idea de Convocatoria por Andalucía, se lanzaba la apuesta por una fuerza plural, independiente, transformadora y de gobierno. Una fuerza que debía basar su unidad en un programa participativo concebido desde una pregunta sencilla que sintetizaba muchas cosa...

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¿Qué hacer? Sin duda, practicar lo que escribimos, que en una parte importante permanece a la espera. Por eso es preciso ser firmes y rigurosos a la hora del necesario relanzamiento y, por tanto, remover inercias, burocratismos y cualquier otro obstáculo que se oponga al desarrollo pleno de Izquierda Unida.

Cuando en 1984 se lanzó la idea de Convocatoria por Andalucía, se lanzaba la apuesta por una fuerza plural, independiente, transformadora y de gobierno. Una fuerza que debía basar su unidad en un programa participativo concebido desde una pregunta sencilla que sintetizaba muchas cosas: ¿Qué haríamos nosotros al día siguiente de empezar a gobernar desde la izquierda transformadora? A la hora de relanzar hablemos en principio de un método, que es el que le da sentido, por ejemplo, a los presupuestos participativos. Hablamos también de una estrategia política basada en el cambio de verdad. Igualmente, hablamos de un proyecto independiente, preparado para entenderse con quien corresponda, pero que no es el ala izquierda del PSOE. Un proyecto, al mismo tiempo, de lucha y de gobierno, capaz, en este sentido, de representar a la gente y de ser gente; capaz de combatir desde la pancarta y el escaño. Un proyecto inserto en el movimiento antiglobalización.

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Pero falta otro elemento clave: reforzar la organización. Precisamente, la organización es el mejor medio de comunicación de IU con la sociedad y, desde luego, una de las condiciones inexcusables para resistir el embate del "voto útil". En suma, trabajo hay y de sobra. Y un trabajo plenamente justificado. Nunca como hasta ahora, tras el 14-M, la gente, con cierta conciencia de deuda, no ha dejado de repetirnos que no nos desanimemos, que somos necesarios. Sin duda, seguiremos luchando. Ahora se trata de convertir en un hecho la IU de nuestra teoría a partir de 1984.

Felipe Alcaraz ha sido portavoz en el Congreso y secretario del PCA.

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