El instinto de una madre
ISABEL PIQUER | Nueva York
No hay como el instinto de una madre. Cuando Luz Cuevas vio a aquella niña morena y risueña supo enseguida que era la hija que creía haber perdido en un incendio hace seis años. Pero ¿cómo demostrarlo? Era una fiesta de cumpleaños, no había que despertar sospechas. Fingió que la cría tenía chicle en el pelo, le cortó unos mechones y los sometió a pruebas de ADN. La ciencia confirmó su intuición y desveló una historia increíble.