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42 personas mueren en un ataque a los chiíes en Pakistán

Un grupo de terroristas dispara contra una procesión de fieles que celebraba el Achura

Al menos 42 víctimas mortales y 150 personas heridas graves es el balance del atentado llevado a cabo contra una procesión de musulmanes chiíes en Quetta, cerca de la frontera con Afganistán. El ataque se produjo contra una procesión de miles de fieles, que celebraban la fiesta más importante del culto chií, llamada Achura, el día que recuerda el martirio en el siglo VII del imam Husein, nieto del profeta Mahoma.

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Cuando los fieles esperaban en un cruce céntrico de la ciudad, una explosión seguida de una ola de disparos sembró el caos entre la multitud. En un primer momento los heridos fueron llevados a la mezquita o a domicilios particulares, y poco a poco trasladados a los centros sanitarios.

El atentado provocó la furia de algunos chiíes, que incendiaron tiendas, bloquearon calles con la quema de neumáticos y atacaron una estación de televisión. Después de dispersar a los autores de los disturbios con gases lacrimógenos, se impuso el toque de queda, con el despliegue de soldados y paramilitares. Con todo, la situación en la zona sigue siendo tensa. El Gobierno paquistaní había reforzado las medidas de seguridad con motivo de esta fiesta religiosa, para prevenir incidentes violentos entre la mayoría suní y la minoría chií, que supone el 20% de los 150 millones de habitantes de Pakistán, de abrumadora mayoría musulmana.

El número de muertos podría aumentar en las próximas horas, según declaraciones de médicos que atienden a los heridos en los hospitales civiles de la zona.

El presidente Pervez Musharraf condenó el ataque y encargó a las autoridades responsables tomar las medidas necesarias para llevar a los culpables ante la justicia.

Según el ministro de Información paquistaní, varias personas fueron detenidas, aunque no especificó las motivaciones ni la naturaleza de los retenidos. "Es un atentado interconfesional y las detenciones se han efectuado en este sentido", señaló.

En la región paquistaní de Punjab, 160 kilómetros al este de Islamabad, dos personas, un chií y un suní, murieron y otras 40 resultaron heridas durante un enfrentamiento entre las dos comunidades religiosas.

Ningún grupo ha reivindicado el ataque de Quetta, pero los enfrentamientos religiosos entre los seguidores de las dos ramas del islam son una constante en Pakistán desde comienzos de la década de los noventa y se han cobrado la vida de cientos de ciudadanos. Aunque la convivencia entre la población suele ser pacífica, la actuación de sectores extremistas está haciendo de Pakistán el lugar donde los enfrentamientos entre ambas confesiones alcanzan mayor violencia, sobre todo después del 11 de septiembre y la expulsión de los talibanes de Afganistán. La minoritaria comunidad chií, la que más sufre los atentados selectivos, ha denunciado varias veces sentirse desamparada por el Estado. En julio pasado, 50 personas murieron en un ataque suicida llevado a cabo por tres hombres armados de ametralladoras y granadas, que se lanzaron contra una mezquita chií en Quetta, en un atentado atribuido al grupo integrista suní Lashkar-e-Jhangvi.

La mayoría de las víctimas eran chiíes de la etnia hazara, que aunque llevan viviendo en la región varias generaciones son originarios de Afganistán.

Soldados paquistaníes cortan una céntrica calle de la ciudad de Quetta destrozada por la explosión.
Soldados paquistaníes cortan una céntrica calle de la ciudad de Quetta destrozada por la explosión.REUTERS

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