Cartas al director

¿Viajes del Imserso o deporte de riesgo?

Somos 35 pensionistas y queremos contarles la odisea de un grupo de 50 jubilados, con edades comprendidas entre los 65 y los 90 años, en un viaje del Imserso con destino a la Costa del Sol (Fuengirola). La salida estaba prevista a las 9 de la mañana en la Estación Sur, de Madrid, pero el consejo es estar al menos una hora antes. El caos allí es considerable, pues coinciden colas que se suponen esperan autobuses con destino diferente y la información y ayuda (no olvidemos que hablamos de personas muy mayores) brilla por su ausencia.

En Bailén, se realiza una parada para comer en un resta...

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Somos 35 pensionistas y queremos contarles la odisea de un grupo de 50 jubilados, con edades comprendidas entre los 65 y los 90 años, en un viaje del Imserso con destino a la Costa del Sol (Fuengirola). La salida estaba prevista a las 9 de la mañana en la Estación Sur, de Madrid, pero el consejo es estar al menos una hora antes. El caos allí es considerable, pues coinciden colas que se suponen esperan autobuses con destino diferente y la información y ayuda (no olvidemos que hablamos de personas muy mayores) brilla por su ausencia.

En Bailén, se realiza una parada para comer en un restaurante que no tiene capacidad suficiente, pero lo peor sucede después, cuando se nos indica que, dado que el Imserso no quiere pagar a los conductores dietas, tenemos que sacar las maletas del autobús y meterlas en otro que viene de Andalucía.

Se pueden imaginar el caos que supone que 200 personas mayores, en muchos casos con problemas serios de movilidad, saquen sus maletas de una bodega y las metan en otra. Además, los autobuses estaban aparcados en batería al borde mismo de la carretera y los viajeros nos vimos obligados a movernos entre los coches que circulaban por la autovía. Frenazos, pitidos e insultos, fueron lo mejor que nos podía pasar. En el peor de los casos podríamos haber sido atropellados. La vuelta fue similar. Cuando llegamos a Bailén, volvimos a cambiar de autobús. Sabemos que el Gobierno pretende ahorrar, pero nos parece que el ahorro no debe hacerse a cambio de la vida y la salud de los pensionistas. No sabemos cuánto dinero se ahorra el Ministerio de Asuntos Sociales con estos recortes, pero esperamos que no haga falta que ninguno de nosotros muera atropellado en la carretera para que se den cuenta del peligro que corremos. Ojalá no sea necesaria una muerte para que se acabe este trato vejatorio hacia uno de los grupos sociales más numerosos e indefensos.

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