El gas boliviano
La diversificación geográfica de Repsol YPF tiene una prueba difícil a su paso por Bolivia. La compañía hispano-argentina espera salir airosa en su proyecto de exportar gas natural desde Bolivia hacia los mercados de México y Norteamérica. Pero el nuevo presidente boliviano, Carlos Mesa, se ha comprometido a convocar un referéndum vinculante sobre la exportación de gas natural, una cuestión espinosa para el país andino habida cuenta de que fue el detonante de las protestas contra el Gobierno anterior de Gonzalo Sánchez de Lozada.
El consejero delegado de Repsol, Ramón Blanco, dejó ayer claro que la convocatoria de esta consulta no va a retrasar el proyecto, o por lo menos no paralizará el aspecto estrictamente industrial. Repsol YPF está realizando, a través del consorcio Pacific LNG, sondeos en la zona del campo Margarita, donde se encuentran los yacimientos del gas boliviano. Los sondeos terminarán en junio, pero de momento el plan estratégico presentado por Repsol no tiene en cuenta la producción derivada de ese proyecto.
El objetivo es transportar el gas natural por gasoducto desde Bolivia hasta la costa del Pacífico (Chile o Perú) y después licuarlo para trasladarlo en buques hacia Estados Unidos y México. En conjunto, el proyecto, del que se encarga el consorcio Pacific LNG, integrado por Repsol, BP y Britsh Gas, exige una inversión de 6.000 millones de dólares.
Los sindicatos, las organizaciones populares bolivianas y, especialmente, los emergentes grupos indigenistas se oponen a la venta del gas natural a Estados Unidos y México sin que antes queden claros los beneficios que va a reportar el proyecto para la población local. Estos organismo rechazan la posibilidad de exportar gas por Chile, precisamente la vía escogida por Pacific LNG.
