El Festival de Vitoria presenta 'Confesiones de Zeno', su producción más vanguardista
El Festival Internacional de Teatro de Vitoria presenta hoy la obra más atrevida de su programación: Confesiones de Zeno, de Jane Taylor, adaptación de la obra de Italo Svevo. La función, que comenzará a las 20.30, permitirá ver en la capital alavesa un espectáculo dirigido por William Kentridge, la única oportunidad de disfrutar de esta producción procedente de Suráfrica en toda España.
A partir de una obra de culto que el escritor de Trieste, y amigo de James Joyce, Italo Svevo publicó en 1923 con el título de La conciencia de Zeno, la escritora surafricana Jane Taylor c...
El Festival Internacional de Teatro de Vitoria presenta hoy la obra más atrevida de su programación: Confesiones de Zeno, de Jane Taylor, adaptación de la obra de Italo Svevo. La función, que comenzará a las 20.30, permitirá ver en la capital alavesa un espectáculo dirigido por William Kentridge, la única oportunidad de disfrutar de esta producción procedente de Suráfrica en toda España.
A partir de una obra de culto que el escritor de Trieste, y amigo de James Joyce, Italo Svevo publicó en 1923 con el título de La conciencia de Zeno, la escritora surafricana Jane Taylor creó el libreto de Confesiones de Zeno, esta ópera de vanguardia con música de Kevin Volans. Es una producción de la compañía surafricana Handspring Puppet, el Art Bureau de Múnich y Shauspiel de Frankfurt, que aúna diversas disciplinas artísticas combinando técnicas multimedia, de marionetas, cantantes, trabajo actoral, de un cuarteto de cuerda y de proyecciones de vídeo.
Confesiones de Zeno explora los mundos del trabajo y del placer erótico, sustento de la vida burguesa europea moderna de los años previos al estallido de la Primera Guerra Mundial. El personaje principal, el Zeno que da título a la obra, recuerda los grandes momentos de indecisión y falta de resolución que le han marcado su vida y que han situado en el lugar que le corresponde. Uno de los aspectos que llevó a Kentridge a decantarse por la producción de este espectáculo fue el paralelismo que para él existe entre Johanesburgo y Trieste, la ciudad en la que se desarrolla la obra de Italo Svevo.