Crítica:TEATRO | Momo

El paso del tiempo

Ximo Vidal, el infatigable animador de Pluja Teatre, ya se aproximó a la versión escénica de este relato de Michael Ende hacia mediados de los años 80, si no recuerdo mal. No vi aquel montaje, de manera que no puedo considerar si esta versión reproduce la anterior o si introduce modificaciones sustanciales. En todo caso, esta historia para niños en la que los protagonistas venden su tiempo a los hombres grises (que son, obviamente, los malos de la historia), en una amplia metáfora acerca del carácter irreversible del uso y disfrute del tiempo, tiene más enjundia en el relato original que en es...

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Ximo Vidal, el infatigable animador de Pluja Teatre, ya se aproximó a la versión escénica de este relato de Michael Ende hacia mediados de los años 80, si no recuerdo mal. No vi aquel montaje, de manera que no puedo considerar si esta versión reproduce la anterior o si introduce modificaciones sustanciales. En todo caso, esta historia para niños en la que los protagonistas venden su tiempo a los hombres grises (que son, obviamente, los malos de la historia), en una amplia metáfora acerca del carácter irreversible del uso y disfrute del tiempo, tiene más enjundia en el relato original que en esta versión, aunque también es cierto que esta obra de Ende no alcanza los niveles de imaginación y despliegue de acontecimientos de La historia interminable, la novela que lanzó a la fama internacional al escritor alemán.

Momo

Sobre la novela de Michael Ende, en versión de Ximo Vidal. Intérpretes, Paco Balcells, Josep E. Gonga, Ruth Lezcano, Rafa Miragall, Xavi Moreno, Amparo Oltra, Raúl Pérez, Pau Pons. Iluminación, Luis Muñoz. Vestuario, Joan Miquel Reig. Escenografía, Del Busto & Monterde. Música, Jordi Reig. Espacio sonoro, Miguel Alarcón. Pluja Teatre. Dirección, Ximo Vidal. Sala Escalante. Valencia.

La versión, y el montaje, de Pluja Teatre oscila entre un infantilismo notable en la puesta en escena y una apropiación textual repleta de referencias adultas a situaciones diversas de nuestra comunidad, como pueden ser las alusiones a la especulación urbanística en Benidorm, asunto que, muy probablemente, queda bastante alejado de los intereses inmediatos de los niños en tanto espectadores. La obra quiere adoctrinar, en su mensaje (ya digo que incomprensible para una edad todavía no adolescente), contiene efectos sonoros y de cambios de ritmo que asustaron a los más pequeños, y tiene momentos del gran teatro que sin duda Ximo Vidal puede hacer (con tantos años de teatro a sus espaldas) si no se entretiene en mezclar géneros, homenajes, edades y escenarios.

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