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ORIENTE PRÓXIMO

Qurei pacta con Arafat su continuidad como primer ministro durante sólo tres semanas

El Ejército israelí deja sin vivienda a cerca de 1.500 palestinos en el sur de Gaza

Ahmed Qurei, más conocido como Abú Alá, ejercerá como primer ministro del nuevo Gobierno palestino durante sólo tres semanas, según pactó ayer con el presidente palestino, Yasir Arafat. Con este singular acuerdo, en el que se estableció asimismo que el Gabinete no tendrá ministro del Interior, se intenta salir al paso de manera provisional de la grave crisis institucional abierta la semana pasada, cuando Qurei presentó su renuncia como jefe del Ejecutivo por discrepancias profundas e importantes con el responsable máximo de la Autoridad Nacional Palestina.

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El pacto entre Arafat y Qurei establece que el control de las 13 fuerzas de seguridad y de los servicios de espionaje será asumido formalmente por el Comité de Seguridad Nacional, una plataforma integrada por los principales jefes de la policía, y en cuya cúspide se encuentra el propio Arafat. Por tanto, será en realidad el presidente de la Autoridad Nacional Palestina quien ejerza durante estas tres semanas las funciones de ministro del Interior.

Arafat ha conseguido con esta fórmula un doble objetivo; en primer lugar, seguir controlando todos los servicios policiales, y en segundo lugar, deshacerse del general mayor Naser Yusuf, a quien se le había otorgado la cartera de Interior en el decreto presidencial por el que se establecía el nuevo Gobierno. Sin embargo, Yusuf cayó en desgracia tras enfrentarse con Arafat por el control absoluto de las fuerzas policiales, cuando llegó a escupir al presidente durante una discusión sobre este tema.

El acuerdo entre Arafat y Qurei, que permitió a partir de ayer a los palestinos tener un nuevo Gobierno y acabar con el vacío de poder, aplaza la resolución de la crisis institucional, que se reabrirá inevitablemente dentro de tres semanas, cuando expire el mandato de tres semanas del Gabinete. El futuro Ejecutivo, el tercero en poco menos de cuatro meses, se enfrentará inevitablemente al mismo problema suscitado ahora: establecer de manera clara quién debe mandar las fuerzas de seguridad en Palestina. Ayer, coincidiendo con este acuerdo, Arafat recobró plenamente su salud física y moral, especialmente deteriorada como consecuencia de una infección intestinal y de la discusión política, que le mantuvo en la cama y le obligó a seguir un estricto tratamiento recomendado por un equipo de médicos venidos especialmente de El Cairo y Ammán. Las informaciones oficiales aseguraban ayer por la tarde que el presidente está total y absolutamente recuperado, y que incluso se ha desmontado el pequeño hospital que los cirujanos egipcios habían instalado en la Mukata.

Por otra parte, el Ejército israelí dio ayer por acabadas las operaciones de "limpieza", que desde hace dos días había desencadenado en el término municipal de Rafá, al sur de la franja de Gaza, para acabar con las redes del tráfico de armas para los militantes de la Intifada, que presumiblemente vienen desde Egipto y se introducen en territorio palestino a través de los túneles cavados bajo la frontera.

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La operación del Ejército israelí, una de las más violentas de las tropas en esta Intifada, se ha saldado con la muerte de ocho personas, entre ellas dos niños, y cerca de un centenar de heridos. La acción demoledora del Ejército ha dejado sin casa a cerca de 1.500 personas de los campos de refugiados de la zona, y ha destruido las redes de suministro de agua y electricidad, según anunciaba ayer un portavoz de las organizaciones humanitarias.

La ofensiva militar israelí, sin embargo, no ha logrado silenciar ni anular a los movimientos radicales palestinos, que ayer clamaban venganza y lanzaban sobre el Neguev una andanada de misiles artesanales Kasam, aunque no produjeron daños ni víctimas.

Palestinos entre los escombros de sus casas destruidas en Rafá.
Palestinos entre los escombros de sus casas destruidas en Rafá.AP

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