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Uno de los etarras que atacaron a dos 'ertzainas' en Álava murió desangrado

La policía vasca mantiene el rastreo en el puerto Herrera en busca del otro terrorista

El terrorista recibió un disparo en la ingle y murió escondido tras una roca
Uno de los agentes salvó la vida porque se vistió con el chaleco antibalas en Laguardia
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El conductor de la patrulla policial atacada, G. E. G., un agente de la séptima promoción de la Ertzaintza, seguía ayer en la UCI del hospital Santiago de Vitoria con tres heridas muy graves en la parte izquierda de la cara. Su compañero, J. J. L. I., perteneciente a la segunda promoción e ingresado en el hospital Txagorritxu de la capital alavesa, salvó la vida al portar su chaleco antibalas, pero sufre una fractura en el antebrazo izquierdo producida por herida de bala. El consejero vasco de Interior, Javier Balza, aseguró, tras visitar a los heridos en compañía del lehendakari, Juan José Ibarretxe, que el agente menos grave "tiene un impacto en al pecho y otro en la espalda, y lo que ahora son unos moratones, hubieran sido una muerte segura".

Balza avanzó que la hipótesis de trabajo que se maneja "al cien por cien" es que el segundo activista, Asier Mardones Esteban, con casi 24 años y natural de Barakaldo (Vizcaya), permanece aún en la zona, que está siendo rastreada de manera intensa por la policía vasca. Ésta encontró, pasadas las 8 de la mañana, el cuerpo de Arkaitz Otazua Aboitiz, de 24 años, acurrucado junto a una roca.

Tras este hallazgo, efectivos de la Ertzaintza realizaron ayer sendos registros en la vivienda del etarra muerto por los disparos efectuados por los ertzainas en el enfrentamiento, situada en pleno centro de Bilbao, y en la del presunto activista huido, en el barrio bilbaíno de Txurdinaga. En esta última vivienda, los agentes hallaron tres escopetas de caza.

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La Ertzaintza, según fuentes de la investigación, busca también un coche modelo Ford Mondeo con matrícula BI-9278-BT, de color gris metalizado, por su "presunta implicación en los hechos". Este vehículo podría haber sido usado por un tercer miembro del comando que esperaba a que Otazua y Mardones cometieran el crimen. En un registro realizado anoche en la localidad riojana de Entrena los investigadores encontraron un croquis con datos sobre la planificación del atentado, así como indicios de que tres personas ocuparon la vivienda durante el pasado fin de semana. El inmueble es propiedad de la familia de uno de los activistas.

Los dos agentes tiroteados, adscritos a la comisaría de Laguardia, acudieron al lugar de los hechos después de que sobre las 22.00 del domingo se recibiera en el teléfono de Emergencias 112 el aviso de que un coche había chocado contra un jabalí en la carretera A-2124, que une La Rioja con Álava, en la zona conocida como el Balcón de La Rioja. Previamente, los dos supuestos terroristas legales (no fichados por la policía) habían robado en la citada zona a punta de pistola el vehículo, modelo Fiat, que iban a usar de señuelo para cometer el atentado. El matrimonio que iba en el coche fue amordazado y atado a un árbol.

Los terroristas dieron parte del falso accidente a través de un teléfono móvil, que posteriormente apagaron. Tras recibir el aviso, la Ertzaintza no pudo contrastar en el citado móvil la veracidad de la llamada pero envió a los patrulleros al lugar señalado, avisándoles de que tomaran precauciones. Fue entonces cuando uno de los agentes decidió colocarse el chaleco antibalas antes de abandonar la comisaría. Según explicó ayer Balza, los dos presuntos activistas de ETA abrieron fuego, sin apenas dejar tiempo a los dos agentes a salir del coche, con sendas escopetas de caza con los cañones recortados y cargadas con cartuchos de postas. Los disparos los efectuaron a una distancia de casi diez metros del objetivo, lo que bajó la efectividad de esa munición.

Además, fuentes policiales indicaron que se produjo "una especie de disparo temprano", presuntamente realizado por Arkaitz Otazua Aboitiz, lo que alertó a los dos ertzainas de que aquello era realmente una trampa. De inmediato, los dos agentes, conscientes de que era una emboscada, repelieron los disparos. El agente del chaleco antibalas fue el que alcanzó de un disparo al etarra Otazua en la zona inguinal, según los primeros datos de la investigación.

La autopsia, realizada en el Instituto Anatómico Forense de Vitoria reveló que el presunto etarra, natural de Bilbao, presentaba un único impacto de bala con entrada y salida en la zona inguinal. La pérdida de sangre fue tan abundante que el etarra apenas pudo recorrer unas decena de metros antes de morir desangrado. El otro activista, que no se encuentra herido, según precisó Balza, huyó también a pie, según la pista seguida por los perros rastreadores de la policía. Con la muerte de Otazua son ya 8 los etarras muertos desde el final de la tregua, (diciembre de 1999) al explotarles los explosivos que manejaban o en enfrentamientos con la policía (Otazua e Ignacio Zeberio, en 1998). Desde la creación de la Ertzaintza, en 1982, ETA ha asesinado a 13 ertzainas.

Todos los partidos, salvo la ilegalizada Batasuna, condenaron el atentado. El PNV, tras condenar el ataque contra una "institución tan querida por este pueblo", lamentó "también la muerte del joven activista". Y dijo que el suceso era el "más rotundo mentís a quienes desde medios de prensa españoles y por boca de políticos" del PP y PSOE "manipulan y ensucian todo lo que atañe a la propuesta del lehendakari, presentándola como aceptada y bendecida por ETA".

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