Columna

Confederalismo

Andan todavía dándole vueltas al concepto de España y a cómo organizar políticamente la convivencia entre sus ciudadanos. En 1978 se acordó por las Cortes Generales la Constitución vigente que va a cumplir 25 años. Pero el hecho es que aquella Constitución viene siendo cuestionada de un tiempo a esta parte. Los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos, como los socialistas catalanes, no se encuentran a gusto. Y si todos ellos son ciudadanos de España, habrá que encontrar la fórmula para que todos podamos vivir con satisfacción en este Estado. Ésta es una realidad que no se puede ignorar. De ...

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Andan todavía dándole vueltas al concepto de España y a cómo organizar políticamente la convivencia entre sus ciudadanos. En 1978 se acordó por las Cortes Generales la Constitución vigente que va a cumplir 25 años. Pero el hecho es que aquella Constitución viene siendo cuestionada de un tiempo a esta parte. Los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos, como los socialistas catalanes, no se encuentran a gusto. Y si todos ellos son ciudadanos de España, habrá que encontrar la fórmula para que todos podamos vivir con satisfacción en este Estado. Ésta es una realidad que no se puede ignorar. De nada sirven las descalificaciones con que se les ataca. Con el insulto y el desprecio no se arreglan las cosas sino que se agravan. Se habla de federalismos asimétricos, de Estados asociados, pero para Aznar y la derecha que representa la Constitución es inamovible, es un dogma inmutable y además de su propiedad. Ni unos ni otros se ponen de acuerdo sobre cómo resolver el problema. Y el problema existe. Son ciudadanos que pagan sus impuestos y tienen derecho a expresar sus ideas y a que sean consideradas sus propuestas Lo que no se puede es rechazarlas de plano sin ni siquiera conocerlas con detalle. ¿Cómo se puede formular un proyecto en común para encontrar el encaje de Euskadi y Cataluña en España, por ejemplo, y que todos podamos sentirnos cómodos? Uno piensa que un buen camino para enfocar la solución podría ser el someter a consideración y estudio el proyecto de un Estado confederal. Ya sé, ya sé que no pocos se van a poner las manos a la cabeza e incluso puede ser que lo tomen a broma y hagan befa y mefa de lo que aquí se dice. Soy consciente de que esto será difícil de aceptar. Pero también lo soy de que si no se encuentra una fórmula de tipo confederal, la convivencia entre los ciudadanos españoles, entre los pueblos que configuran la realidad de España, seguirá siendo un problema permanente, una asignatura pendiente para todos los políticos. Claro que hay políticos que no les importa porque estas demandas de los nacionalistas les sirven para presentarles como enemigos de España y esto les da votos. Pero no soluciona el problema.

fburguera@inves.es

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