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Reportaje:LOS DISCOS DE TU VIDA

'Days of future passed', de The Moody Blues

La banda inicia con este disco una etapa de pop progresivo. El álbum, que edita EL PAÍS y con el que finaliza la entrega de 'Los discos de tu vida', se puede comprar, desde hoy y durante una semana, por 5,95 euros.

Diego A. Manrique

Days of future passed (1967) es el elepé que inicia la segunda etapa de The Moody Blues. Inicialmente seguidores del R&B estadounidense, se reciclan en banda de pop progresivo, grabando este disco conceptual -una visión poética de un día cualquiera- con la London Festival Orchestra. Junto a la audacia de sumar elementos sinfónicos, el disco es notable por contener Nigths in white satin.

Partiendo de Birmingham, los Moody Blues desarrollan una carrera típica de los conjuntos británicos de principios de los sesenta. Están considerados entre los mejores músicos de la ciudad: Mike Pinder (voz, teclados), Ray Thomas (voz, armónica), Graeme Edge (batería), Clint War-wick (bajo, voz) y Denny Laine (voz, guitarra) se estrenan en 1964 y, potenciados por su activo manager, Tony Secunda, se hacen un nombre gracias a sus directos.

En 1966, comienzan las deserciones: Warwick y Laine son reemplazados por John Lodge y Justin Hayward. Se impone repensar el proyecto: aman la música negra, pero las nuevas tendencias imponen la experimentación musical. Como ya conocen el mercado europeo, se refugian en Mouscron, un pueblo de Bélgica, donde componen mientras ofrecen actuaciones alimentarias.

De vuelta en el Reino Unido, se integran en un cambiante ambiente musical. Así, son habituales en las grabaciones exclusivas para la incipiente Radio 1, la emisora pop de la BBC: el primer Nights in white satin se plasma allí. En su discográfica, la conservadora Decca, encuentran más oposición: un grupo que no tiene éxitos no puede aspirar a hacer un elepé. En compensación, les proponen que graben un disco de demostración de su nueva línea de estereofonía, Deramic Sound System: deben realizar un arreglo pop de la Sinfonía del Nuevo Mundo, de Dvorak. Los Moody Blues exigen tener el estudio a disposición, en vez de trabajar en sesiones de mañana o tarde. Para ponerse en situación, rebajan las luces y queman incienso.

Los chicos de Birmingham se muestran maestros en diplomacia. Convencen a Decca de olvidar a Dvorak y grabar sus canciones. A su favor tienen el que casi todos componen y eso garantiza la variedad del repertorio. Ellos trabajan por su cuenta y, una vez terminado cada tema, se lo pasan a Knight, que añade un prólogo orquestal, puentes sinfónicos y adornos. Siguen su pista: Procol Harum, ELO, Alan Parsons, Barclay James Harvest...

Decca tiene sus dudas, pero el presupuesto se ha disparado y se decide lanzarlo a lo grande. El clima musical está de su lado: es 1967, el año del Sgt. Pepper; la idea de un grupo haciendo pop psicodélico con una orquesta sinfónica suena rompedora. Además, Nights in white satin fascina a los oyentes, a pesar de su larga duración. Resulta que esos siete minutos son la razón de que Nights in white satin triunfe en Estados Unidos: el dj nocturno de una emisora de Seattle usa el tema para darse un respiro y fumar. Los noctámbulos de la ciudad corren la voz y la canción se convierte en un éxito en Washington que se va contagiando a otros Estados. Un impacto que garantiza un hueco en Estados Unidos para los Moody Blues hasta nuestros días. A pesar de los conflictos internos y de las paradas para editar discos en solitario, el grupo continúa en activo.

Graeme Edge, John Lodge, Ray Thomas y Justin Hayward (de arriba abajo y de izquierda a derecha).
Graeme Edge, John Lodge, Ray Thomas y Justin Hayward (de arriba abajo y de izquierda a derecha).REUTERS

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