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VISTO / OÍDO
Columna
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Abajo los partidos

Fue el grito de Franco, y, con su cochina eficacia, hizo pasar a sus militantes y votantes por el mosquetón máuser español, modelo Oviedo 1916, calibre 7×57 milímetros. Su odio a la partitocracia venía de sus gurús germanoitalianos, y ellos lo tenían de los teóricos franceses e ingleses, Houston Chamberlain, Legouvé, Maîstre... Y muchos más. Venían éstos de la contrarrevolución francesa y no se habían conformado con el triunfo de la burguesía. Querían el antiguo régimen: y la guillotina para usarla ellos, como parece natural. Poco antes de que el dedo de santa Teresa señalase al Caudillo, hubo en el mundo una etapa que los historiadores llamaron "la decadencia de las democracias", donde se clamó contra su ineficacia. El paso más adelante, tras el máuser y los vuelos de muerte de los Caproni y los Junker, que tanta eficacia política tuvieron, fue volver a aceptar a los partidos a condición de que se dejaran atrapar por la democracia. Nada mejor que asumirla y santificarla. Es algo tan viejo como la forma en que Roma asumió el catolicismo para ser imperial, destrozándolo para siempre. No digo que Aznar sea Constantino (más bien Diocleciano), ni que sea el inventor. Ya viene todo de Estados Unidos, y los últimos estallidos populares de la democracia y los partidos representantes del pueblo se produjeron tras la Segunda Guerra Mundial: fueron eliminados.

Quizá todo esto bien explicado y largamente pudiera ser mejor entendido y hasta mejor combatido, pero yo soy demasiado elemental. Veo lo que veo: los últimos gritos de los partidos, sea el nuevo y fascistizante GIL, sea el antiguo y fascistizante PNV, sea la decadencia del PSOE, que ya no representa dos de sus letras (socialista, obrero) y hasta hizo actos votivos para liberarse de aquellos conceptos, sea el neofascista aznarismo, no tienen ya nada que ver con el gobierno de todos y para todos. "Para el pueblo, pero con el pueblo", corrigiendo una vieja premisa. Corrigiendo otra: "La democracia es el peor régimen político a excepción de todos los demás": no, ya es sólo uno de los demás. Mala y todo, la televisión existe, y los otros medios de información: vean, véanles a todos. (Ah, izquierda, derecha, clases sociales, pobres, ricos, liberales y libertarios, ateos y meapilas, son cosas que existen, claro. Menos mal. ¿Qué hacer? Empezarlo todo).

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