Telefónica cambia aventura por dividendo

La operadora inicia una etapa con cuentas saneadas, centrada en el negocio tradicional y con aversión a las compras

Telefónica está a punto de iniciar una nueva etapa. Tras sanear sus cuentas y volver a la senda de los beneficios, la operadora quiere centrarse en el negocio tradicional de la telefonía, olvidándose de las grandes adquisiciones del pasado, y aplicando una gestión austera y conservadora. Sus apuestas quieren ser modestas pero sólida: el móvil; el ADSL e Internet en telefonía fija , y Brasil y México como principales prioridades internacionales. Para ello, estrenará en otoño una estructura organizativa más sencilla, hará caja con sus devaluadas inversiones pasadas, e intentará convencer al Gobi...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Telefónica está a punto de iniciar una nueva etapa. Tras sanear sus cuentas y volver a la senda de los beneficios, la operadora quiere centrarse en el negocio tradicional de la telefonía, olvidándose de las grandes adquisiciones del pasado, y aplicando una gestión austera y conservadora. Sus apuestas quieren ser modestas pero sólida: el móvil; el ADSL e Internet en telefonía fija , y Brasil y México como principales prioridades internacionales. Para ello, estrenará en otoño una estructura organizativa más sencilla, hará caja con sus devaluadas inversiones pasadas, e intentará convencer al Gobierno para que levante el pie del freno de la regulación. Todo por el dividendo.

La puesta en escena de los nuevos planes de la operadora tendrá lugar en la reunión de analistas e inversores que se celebrará en octubre
El máximo exponente del estilo de Alierta es la decisión de dedicar 6.000 millones para asegurar un dividendo de 0,4 euros hasta 2006
Más información

César Alierta ha recibido una espléndida tarta de cumpleaños en el tercer año desde su llegada a la presidencia de Telefónica. Los resultados del primer semestre han devuelto a la compañía al primer lugar del ranking de beneficios, tras un año horrible, en el que se batieron todos los récord de números rojos de la historia empresarial del país.

Las primeras cuentas limpias tras la debacle no son sino el certificado de nacimiento de una nueva etapa en Telefónica, más gris, menos políglota, y puede que poco excitante, pero que se pretende sea más segura. Así opinan los bancos de inversión y los analistas que dieron el placet a los números de los seis primeros meses. Se dará por definitivamente cerrada la pesada herencia de la anterior etapa bajo la presidencia de Juan Villalonga.

La efervescencia de esa época anterior (1996-2000) se pone de manifiesto en que, tras la exitosa salida de Terra Lycos, encima de la mesa del departamento financiero había 21 proyectos de colocaciones en Bolsa de otras tantas filiales que, en algún caso, aún no se habían segregado aún del grupo, según reconoce un directivo.

Eran los tiempos de la compra del portal estadounidense Lycos, de la productora de televisión Endemol, de la compañía de datos alemana Mediaways o de la fracasada fusión con la holandesa KPN. Aquellas aventuras, jaleadas por los bancos de inversión y los analistas, ocasionaron unas pérdidas récord de 5.576 millones de euros en 2002, tras dotar unas provisiones extraordinarias de 12.341,3 millones de euros.

Hoy esos mismos bancos de inversión aplauden el nuevo estilo Alierta, una gestión conservadora centrada en el negocio tradicional de la telefonía (tanto fija como móvil), que no quiere saber nada de grandes operaciones, sino de márgenes comerciales, y cuyo máximo exponente es la decisión de dedicar 6.000 millones de euros para asegurar un dividendo de 0,4 euros por acción hasta 2006 a sus más de 1,6 millones de accionistas.

Ese acento en el dividendo, reinstaurado por Alierta este año (tras ser abolido por su antecesor en 1998) -con la correspondiente salida de caja- es interpretado como una señal inequívoca de que Telefónica ha abandonado cualquier tentación de salir de compras. "La decisión de aumentar los dividendos es una clara señal del la dirección de retribuir con efectivo a los accionistas y no perseguir una estrategia dirigida a las adquisiciones, decisión que será bienvenida por los inversores", dice Goldman Sachs en su último informe.

Ese nuevo estilo va ser presentado a bombo y platillo en la conferencia de analistas financieros que se va a celebrar el próximo mes de octubre. Dicha reunión, a la que asistirán más de 500 responsables de firmas de inversión de todo el mundo, debía haberse celebrado en primavera pero ha sido retrasada en dos ocasiones precisamente para que Alierta tuviera tiempo de reordenar los negocios y presentarse con los deberes bien hechos.

La puesta en escena de la era Alierta tendrá las siguiente

s líneas maestras: Nada de compras multimillonarias; liquidación ordenada de los negocios de medios de comunicación y de datos, integración de Terra y alto dividendo.

Alierta quiere convencer a los analistas de que ha arreglado los desaguisados de su antecesor en el cargo y de que, pese a la crisis de las telecomunicaciones, se va a esforzar en mejorar los márgenes del negocio. El director financiero de Telefónica, Santiago Fernández Valbuena, lo explica con un símil: "Operativamente, el barco es sólido, está bien construido y tiene un motor diésel que funciona bien después de los arreglos que le hicimos el año pasado. Cuando una empresa gana mucho dinero por arriba en sus operaciones, pero lo pierde por abajo (extraordinarios y financieros), es como si tienes una vía de agua que tienes que achicar continuamente con una bomba. Lo que hemos hecho es taponar los agujeros y el reto ahora es alcanzar una buena velocidad de crucero, que por arriba los negocios vayan mejor".

Esa aversión a las compras de Alierta proviene quizá del fiasco que supuso la adquisición de la licencia de telefonía móvil de tercera generación (UMTS) en Alemania, que llevó su firma pese a que apenas hacía un mes que había ingresado en la compañía, como se encargan de recordar antiguos colaboradores de Villalonga, El coste para Telefónica de esa licencia, subastada por el Gobierno alemán en agosto de 2000, fue de más de 4.500 millones de euros, casi tirados a la basura, como se reconoció en las cuentas del año pasado.

Pero Alierta supo rectificar e, incluso adelantándose al resto de operadores europeos, ordenó hace un año paralizar todos los proyectos de UMTS en Europa. Ahora prepara la venta de las licencias tanto de Alemania como de Italia, tras las modificaciones legislativas que abren la puerta a esta posibilidad. Con Telecom Italia y Vodafone ya hay contactos.

Alierta afronta también el desmantelamiento controlado de la división de medios de comunicación y que sólo en los tres últimos años le ha supuesto unas pérdidas netas de 1.644 millones de euros. La venta del canal argentino Azul TV, la salida de Antena 3 TV y Onda Cero y la fusión de Vía Digital con Sogecable han sido los primeros pasos. Los planes incluyen deshacerse de la cadena argentina Telefé, para la que ya hay negociaciones, y. a más largo plazo, la venta de Endemol (que no va a salir a Bolsa) y de la participación en Pearson. La actual división entre Telefónica Media y Admira desaparecerá, y se van a concentrar en una sola sociedad los medios a la venta pero como meras participaciones financieras. La filial de call center Atento, Mediaways y el portal Lycos están en la lista de prescindibles, aunque Telefónica no tiene prisa por hacer caja.

"Lo que vamos teniendo cada vez más es una concentración de negocios básicos que dan dinero. Es cierto que aún quedan algunas participaciones no estratégicas pero hemos cortado las fugas de capital que nos ocasionaban. No es lo mismo tener un problema en una compañía que no es estratégica y pierde que tener un problema en una que gana. En el peor caso, mejor venderla, pero al menos ganando dinero", dice Fernández Valbuena.

Y la guinda del plan Alierta será una nueva estructura organizativa más simple y más apegada al negocio. Además de la citada unidad financiera de medios, habrá dos grandes áreas de telefonía fija y móvil, y se adelgazarán al máximo las unidades corporativas, en particular, en el holding de Móviles. Telefónica ya no va de compras. Prefiere quedarse en casa, haciendo caja.

Regulación eficiente y libertad de precios

A Telefónica no le gusta que sus competidores le "acusen" de seguir manteniendo el 83% de la cuota de mercado por ingresos de la telefonía fija. Creen que esa cuota proviene de su buena gestión y que, además, no prueba que la regulación les favorezca. "Lo importante no es la cuota. Puede ocurrir que un operador solamente tenga el 50% y esté satisfecho porque es rentable, gana dinero y tiene capacidades de seguir invirtiendo y de seguir innovando gracias a una regulación eficiente. Y el problema para Telefónica es que hay una regulación que nos impone unas obligaciones de servicio universal, una imposición de precios y unas limitaciones comerciales como no existen en ningún país de Europa. Estamos obligados a llevar el teléfono e Internet a lugares donde no hay ni agua ni luz, y sin ninguna compensación" dice Luis Lada, director de regulación de la compañía.

Telefónica espera que el Gobierno cumpla su promesa y le deje libertad tarifaria a partir de 2005. "Entendemos que haya un cierto control de precios pero de la oferta básica. Pero nosotros tenemos que pedir permiso para cada pequeño servicio o plan de descuento. Y se da la situación absurda de que nos llame un cliente al que la competencia le ha hecho una oferta determinada y nos pregunte porque no la hacemos nosotros, ¿Le decimos que no podemos atender su petición porque el regulador no nos lo permite? Creo que ni el regulador puede estar cómodo con esta situación".

Sobre las sanciones recibidas, Lada reconoce que ha habido un "cierto desencuentro" con el regulador, pero que la situación está cambiando.

Sobre la firma

Archivado En