Garfia, del crimen al amor entre rejas
Entre todos le habían convencido de que ya nunca nadie le iba a querer. A querer también se aprende". Lo dice Marimar, una enfermera de prisiones, bilbaína de 40 años y madre de tres hijos. "Yo sé que he destruido mucho, demasiado, tanto que no puedo repararlo y que lo único que puedo hacer ahora es construir".