Un actor de método
Bajo la dirección de Ricardo Franco (del que en esta colección se ha publicado La buena estrella), José Luis Gómez obtuvo el premio de interpretación del Festival de Cannes en 1976, el mismo año en que competían Cría cuervos, de Carlos Saura, y Taxi driver, de Martín Scorsese, esta última finalmente ganadora de la Palma de Oro. El jurado presidido por Tennessee Williams estaba compuesto, entre otros, por Constantin Costa-Gavras, Charlotte Rampling, Lorenzo López Sancho y Mario Vargas Llosa. Al año siguiente, un jurado presidido por Roberto Rossellini concedería el mismo premio a Fernando Rey por Elisa, vida mía, de Saura.
De actor excepcional fue calificado José Luis Gómez tras su interpretación de este inocente y violento campesino Pascual Duarte, convirtiéndose en una de las sorpresas de la película. Para entonces este onubense nacido en 1940, era ya un actor de amplia carrera en el teatro. Había estudiado en el Instituto Dramático de Westfalia y también en París, con Jacques Lecoq. Tras haber dirigido diversas compañías nacionales en la República Federal Alemana, y recorrido Europa con un espectáculo de mimo, José Luis Gómez regresó a España. Acto seguido, fue contratado para interpretar Pascual Duarte.
Posteriormente, simultaneando el cine con su actividad en el teatro, por la que recibió el Premio Nacional en 1988, ha actuado, entre otras películas, en Parranda (Gonzalo Suárez, 1976), Los ojos vendados (Carlos Saura, 1978), Sonámbulos (Gutiérrez Aragón, 1978), Dragón Rapide (Jaime Camino, 1986), La estanquera de Vallecas (Eloy de la Iglesia, 1987), Remando al viento (Gonzalo Suárez, 1988), Beltenebros (Pilar Miró, 1991), La luz prodigiosa (Miguel Hermoso 2003)... En la actualidad, y desde hace años, dedica la mayor parte de sus esfuerzos a la dirección del Teatro de La Abadía, un centro en el que las representaciones y la formación de actores trascienden el concepto tradicional de sala de teatro.
