Los países ricos del G-8, reunidos ayer en Francia, analizaron la delicada situación económica mundial. Pese a los últimos malos datos, los ministros de Finanzas de los Estados más poderosos no creen que estemos a las puertas de una recesión económica. Por ello, lanzaron un mensaje de optimismo y confianza en una recuperación para la que será preciso seguir aplicando una serie de reformas, en particular para atajar el envejecimiento de la población.
Los jóvenes españoles, y los europeos en general, no lo tienen fácil para encontrar un trabajo que se ajuste a su nivel de formación. Los últimos datos de la oficina de estadística europea muestran que en España 47 de cada 100 empleados jóvenes se declaran profesionalmente descontentos o insatisfechos. El problema es que el margen de maniobra del que disponen para buscar un nuevo empleo más gratificante es escaso y la falta de experiencia profesional les plantea como alternativa más probable la de acabar apuntándose a la listas del paro.