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ELECCIONES 25M | Las caras del debate

Los candidatos a la alcaldía se acusan de carecer de cualidades para gobernar Madrid

La alcaldable de IU pidió una "ciudad más humana" durante el debate en la SER

Los candidatos de PP, PSOE e IU a la alcaldía sostuvieron ayer en la cadena SER su segundo cara a cara. Trinidad Jiménez (PSOE) acusó a Alberto Ruiz-Gallardón (PP) de tener ambiciones distintas a las del Ayuntamiento [su posible inclusión en la quiniela de la sucesión a Aznar] y arremetió contra Ana Botella, número tres de los populares, usando un párrafo de su libro de cuentos comentados. Ruiz-Gallardón afirmó que Jiménez carece de "experiencia" para ser alcaldesa y sufre de una "ignorancia enciclopédica" cuando habla de Madrid. Sabanés (IU) insistió en reclamar una ciudad "más humana".

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Los tres candidatos habían llegado puntuales, se habían saludado con los besos de rigor y se habían dedicado sendas sonrisas -Ruiz-Gallardón, en el centro, con los auriculares puestos; Jiménez, a su derecha; Sabanés, a su izquierda- momentos antes de que sonaran las señales horarias de las nueve de la mañana. Entonces, Iñaki Gabilondo, moderador del encuentro, dijo: "La batalla de Madrid es decisiva en las elecciones municipales y autonómicas del próximo 25 de mayo. Pues bien, vamos a ver qué nos jugamos".

Ahí se acabaron las sonrisas. El debate fue civilizado, tedioso en comparación con el que tuvo lugar el pasado domingo en Telemadrid, pero los semblantes permanecieron serios. Como ya sucediera en el primer cara a cara televisivo, la conversación a tres se convirtió en un ataque de Sabanés y Jiménez a la gestión del PP, representada ayer en la figura de Ruiz-Gallardón. Éste se defendió haciendo gala, precisamente, de su labor como presidente de la Comunidad y esgrimiendo datos de la gestión socialista previa a los 14 años de alcaldía de Álvarez del Manzano o a sus ocho años al frente de la Comunidad de Madrid.

La socialista y el popular optaron por descalificarse mutuamente como candidatos válidos: Jiménez atacó a Ruiz-Gallardón por aspirar, más que a la alcaldía, a presidir el Gobierno. El cabeza de lista del PP reprochó a su contrincante el haberse presentado a una plaza tan importante como Madrid a pesar de su "falta de experiencia".

Sabanés empezó respondiendo a Gabilondo:

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"Lo que nos jugamos es la continuidad de una política de 14 años del PP: el mercado y las obras por delante de las personas y de su vida cotidiana".

Jiménez siguió por esa línea: "Nos jugamos quién y cómo nos gobierna, si de espaldas a la gente o con la gente". Pero inmediatamente cambió de tema:

"Pero creo que también hay que hablar aquí de otra cosa: del señor [José María] Aznar, del pacto que ha hecho con él Ruiz-Gallardón, que ha metido en su lista a la señora Ana Botella y a 11 concejales del anterior equipo. ¿A cambio de qué? De intentar entrar en la carrera sucesoria. De eso también tenemos que hablar, los ciudadanos tienen derecho a saber, señor Ruiz-Gallardón".

El candidato hizo caso omiso. Utilizó la misma estrategia que ya había usado en el primero de los debates: responder sistemáticamente a su contrincante de IU y dejar para el final de sus intervenciones a Jiménez.

"Nos jugamos dar un gran salto adelante o volver al pesimismo. Nos jugamos apostar por la convivencia, la capacidad de sumar y de hacer una ciudad abierta, tolerante...".

"Entonces nos jugamos todo lo que no se ha hecho en 14 años en esta ciudad", le cortó Sabanés. "Este Ayuntamiento no ha hecho nada por el consenso, no ha concertado nada con los agentes sociales, ha dejado todos los contratos y las obras en las mismas manos, ha deslocalizado las industrias... Y usted no es alguien que pasaba por allí, era el presidente de la Comunidad de Madrid".

El debate empezaba a encauzarse hacia el análisis de la realidad madrileña y la crítica al PP. El turno pasó entonces a Jiménez y con machacona insistencia volvió a retomar el tema de la sucesión de Aznar en el seno del PP:

"Si el señor Ruiz-Gallardón pierde, ya ha dicho que se irá, que no se quedará en el Ayuntamiento; si gana también se irá, porque lo que quiere es optar a la presidencia del Gobierno. Está en su derecho, pero los ciudadanos también tienen derecho a saber a quién dejará en su lugar como alcalde. ¿A Ana Botella? Tiene que responder a eso".

El alcaldable del PP sólo respondió a medias:

"Si pierdo, haré lo que hicieron Felipe González o Joaquín Leguina. Pero lo que sí le aseguro es que, después de 20 años en política, no hay nada que me haga más ilusión que ser alcalde de Madrid. Ni siquiera la presidencia del Gobierno puede superar eso. Y, por cierto, señora Jiménez, le veo un discurso totalmente pesimista para usted: no sólo da por supuesto que voy a ser alcalde, sino que también cree que mis compañeros del PP me van a elegir como sucesor".

Los guiños políticos del aspirante del PP a la candidata de IU, bastante poco disimulados durante el debate en Telemadrid, los mitigó ayer, aunque en varias ocasiones alabó los análisis de Sabanés, concejal desde hace cuatro años, e hizo lo contrario con Jiménez:

"Yo no sé dónde estaba usted, señora Jiménez, cuando yo era concejal, diputado de la oposición en la Asamblea, presidente después durante ocho años... Es usted una buena candidata, pero es aún ajena a Madrid. Ha sido [el secretario general del PSOE] José Luis Rodríguez Zapatero el que la ha colocado ahí, es usted su instrumento para hacer de estas elecciones unas primarias. Pero carece de experiencia, y uno no puede pretender que su primer cargo público sea la alcaldía de Madrid".

Jiménez respondió recordando a Enrique Tierno Galván, alcalde socialista a quien Ruiz-Gallardón gusta de citar como ejemplo y referencia propia: "Cuando él llegó a la alcaldía el único currículo que traía era su plaza de profesor de filosofía. Pero aportaba también ilusión, ética y principios. Eso es lo que lo hizo bueno como alcalde y eso es lo que hará buena a una alcaldesa", sentenció Trinidad Jiménez.

Inés Sabanés trataba de reconducir el debate hacia los problemas de Madrid:

"El modelo que rige esta ciudad es el de la relación que existe entre el gobierno municipal [dirigido por José María Álvarez del Manzano] y los grandes poderes de la ciudad. Nada más. Hay un colapso de la cohesión social, y fuertes desequilibrios entre distritos. Estamos escandalosamente por debajo de todos los niveles en servicios sociales, y no hay ningún interés en liderar desde lo público la respuesta a esas necesidades. IU persigue otra forma de gobernar, otras prioridades: el derecho a la vivienda frente al negocio de la vivienda; el derecho a la seguridad frente al negocio de la seguridad...".

Los aspirantes parecían haberse puesto de acuerdo en dejar a un lado los fríos datos y centrarse en los mensajes y las consignas: "Hay que poner a Madrid en el reto del siglo XXI", decía Jiménez. "Hay que hacer de Madrid una ciudad abierta, solidaria, en la que quepamos todos", proponía Ruiz-Gallardón. "Hay que confiar en la fuerza de los ayuntamientos y volver a una ciudad más humana, más social", apuntaba Sabanés.

Pero también se habló -aunque poco- de los proyectos concretos de cada uno. De los planes de vivienda, de las propuestas en seguridad, y, por supuesto, de la M-30. Hasta tres veces se mofó Ruiz-Gallardón de la idea inicial de Trinidad Jiménez de "poner semáforos" en la autovía, lo que, según él, generaría un gigantesco "caos" circulatorio. La socialista sólo se animó a contestar al tercer envite:

"No se empeñe en hablar de los semáforos, que ya le hemos dicho que no los vamos a poner. Intente elevarse de la anécdota a la categoría, como dijo Eugenio D'Ors".

El candidato sonrió:

"Poner semáforos en la M-30 no es una anécdota, señora Jiménez, dígaselo a los que nos están escuchando ahora a través de la radio de su coche...".

"¡Qué obsesión con la M-30!", suspiró Sabanés.

El temor mostrado por Jiménez ante el hecho de que las mujeres maltratadas tuvieran como concejal de Servicios Sociales a "una persona como Ana Botella" trajo también una cadena de críticas mutuas entre Ruiz-Gallardón y la socialista. Ella tachó de insuficientes los servicios de asistencia, y el aún presidente regional le reprochó su "desconocimiento absoluto de la red pública".

Por último, Gabilondo pidió a los candidatos que enumerasen las principales necesidades de Madrid. "Seguridad, vivienda e innovación tecnológica", respondió Jiménez. "Vivienda y empleo estable", dijo Sabanés. "Empleo, vivienda, seguridad y movilidad", opinó Ruiz-Gallardón, que añadió: "Me extraña -bueno, no me extraña- que la señora Jiménez no cite el empleo entre sus prioridades. Espero que la señora Sabanés y yo logremos atraerla a ese interés durante la legislatura".

Cenicienta

Si en el debate de Telemadrid el candidato popular, Alberto Ruiz-Gallardón, tiró de hemeroteca para recordarle a su contrincante, la socialista Trinidad Jiménez, que ésta había asegurado en una entrevista que preveía poner semáforos en la M-30, ayer fue el turno de la socialista en la consulta de las bibliotecas.

Después de asegurar que Ana Botella había sido una imposición del presidente del Gobierno, José María Aznar, en la lista popular para el Ayuntamiento, Jiménez leyó un pasaje de un libro de cuentos comentados por Botella. "Mire lo que dice, entre los valores positivos de Cenicienta, la que ustedes proponen como concejal de Servicios Sociales: 'Recibe los malos tratos sin rechistar". Fue el golpe de Jiménez.

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