Sangre fría para sobrevivir
JAVIER DEL PINO | Washington
La mala suerte y la sangre fría son las dos cualidades que ya siempre definirán a Aron Ralston, un montañero de 27 años. Sufrió la desgracia de que su mano derecha quedase atrapada por una piedra de varias toneladas cuando descendía por la falda de una montaña. Inmovilizado en esa posición durante cinco días, tuvo una terrible serenidad para hacer algo que al final le salvó la vida: retorcerse para romper el hueso de su brazo y amputárselo después con una navaja.