Fastos indiferentes
Hace unos días pasaron por encima de Bilbao unos criminales aviones; poco después, la Villa careció de agua potable sólo tres días, lo mismo que sufre durante semanas Irak por la invasión genocida. En un absurdo Abandoibarra repleto de palmeras, quizá por solidaridad con el mundo árabe, se ha inaugurado un paseo donde unas simples farolas, incomprensiblemente, protagonizan el espacio en detrimento de los elementos escultóricos y una desgraciada pasarela arremete contra un monumento histórico, la Universidad de Deusto.
En un mundo civilizado en el que algunos dicen ser partícipes y solidarios con el sufrimiento de una nación bombardeada, Bilbao Ría 2000, además de desfigurar los entornos de la ría
tiene la precaria precaria sensibilidad de celebrar sin recato un éticamente inmoral festejo populista electoral, con abundancia de bebidas, comidas, música y ruidos de toda especie. Por mínima decencia deberían haber destinado tan inoportuno atracón alimentario o su importe a un pueblo hambriento y masacrado. Cuánto cinismo en estos dirigentes políticos que sólo posan pero no piensan. Una sociedad concienciada no puede, en estas circunstancias, mostrarse colectivamente tan indiferente y frívola ante esta masacre.
