Dinero
El verano pasado dimos con El Dinero. Nos hicimos adictos. Desde aquella primera avidez, siempre quisimos más. Lo esperábamos. Lo buscábamos. Sorprender a alguien con su nuevo dinero fue un privilegio emocionante, porque conseguirlo y compartirlo proporcionaba un orgullo de iniciado, un placer exquisito. Lo dijo Freud: un vínculo de dinero supone un lazo emocional. El dinero une. Pero, una vez hechos a su posesión, depositarios de su deslumbrante inteligencia, también nos gustó verlo circular por nuestra casa. Lejos de generar avaricia, el dinero nos dio una forma de felicidad: desde sus páginas, alguien nos decía la verdad con la belleza y el humor de un cómic. La verdad era tanta que se convertía en auténtico discurso, pero además la verdad era genial, y te partías de risa.
Una vez hecha efectiva la tercera entrega, y con tal motivo, el pasado sábado se celebraba la gran fiesta del dinero en el Laboratorio 3 de la calle Amparo, sólo tres días después de que este centro alternativo recibiera nueva orden de desalojo y el plazo de una semana para hacerlo también efectivo. Mientras pendía sobre su cabeza la amenaza, el Labo seguía en su línea activa y producía una convocatoria sin igual: actuación de la brillante Clismón Art Ensemble, con recital de poesía financiera y aparición estelar del mismísimo dios (que se llama JuanAn y, como no podía ser menos, es divino), acompañado de su amigo Richi y de su conocida Esther; concierto de la fantástica pareja de punki introvertido Humbert Humbert (también dibujantes de cómic) y de los distinguidos transjazzeros Dead Capo, además de Lavadora y Capitán Entresijos; recital de El Niño Carajaula. El Dinero es una revista de poética financiera e intercambio espiritual que publica Ediciones Clismón, heterónimo, entre otros, de Miguel Brieva, uno de nuestros mejores intelectuales y dibujantes que podría ser heredero de los maestros Glen Baxter y El Roto. Aunque cierto, esto que digo suena con parecida pomposidad cómica a la que Brieva pone en boca de algunos de los personajes más encorbatados del dinero para, con un sentido del humor extraordinario y elegante, poner el dedo en las llagas de todas las heridas de nuestra alma y de nuestra sociedad. "¿Es que existe sobre la faz de la tierra una materia que albergue olor mayor a humanidad que el dinero?", se pregunta este gran artista autoeditado. "El del dinero es el olor de la democracia, del progreso, de la posteridad... El dinero es más de lo que parece, es el cemento que une las almas humanas entre sí, es una poética, un espíritu...¡Un estado de ánimo!". Así que si usted, anímicamente contagiado, quiere adentrarse en la timba de las altas finanzas, tenga dinero. Si usted quiere saber cómo es el ensayo general del apocalipsis, tenga dinero. Si está usted interesado en seguir de cerca el concurso de pedorretas en el debate de clausura de la reunión mundial sobre el cambio climático, tenga dinero. Si usted quiere conocer la clase de armas con que las mamás protegen a sus niños de las agresiones del futuro o si le interesa el contenido de los acuerdos entre los servicios de inteligencia de los EE UU y los estudios Disney ("todos los agentes del FBI y la CIA habrán de identificarse a partir de este momento como miembros del club Campanilla y repartirán gorritas con orejas de ratón entre los niños supervivientes al impacto de sus misiones"), tenga dinero. Si le pica la curiosidad por indagar en los secretos de la vida en pareja y en el hogar moderno, tenga dinero. Si usted quiere adentrarse en la conciencia de un político después de observarle girando alrededor de una partícula de poder, tenga dinero. Si después quiere conocer la campaña de recogida de saliva de político o los nuevos servicios que le brinda el estado del bienestar, tenga dinero. Si usted quiere ver con sus propios ojos una deposición televisiva, contemplar de cerca el pensamiento de un pobre, asistir a la presentación de las novedades para la temporada otoño-invierno de intervenciones humanitarias, admirar las aportaciones de los mendigos a la vanguardia artística fotográfica, cómo son los experimentos con animales o la entrada al túnel de la muerte, tenga dinero. Más aún: si usted desea ver a Dios, oír a Dios, tenga dinero. Si no tiene dinero, usted se lo pierde. Porque el genio le dará riqueza. Y Miguel Brieva lo es.
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