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La guerra en Irak retrasa hasta 2004 el inicio de la recuperación económica en Europa

Los ministros de Finanzas de la UE analizan en Atenas las consecuencias del conflicto

Carlos Yárnoz

El inicio de una consistente recuperación económica en Europa será imposible en este año por la guerra desatada en Irak y las derivadas tensiones geopolíticas. Incluso si en la segunda mitad del año hubiera un repunte, será "muy débil" debido a una baja demanda doméstica, al aumento del paro, a la elevada desconfianza y a la alta inflación. Éstas son las principales conclusiones de los informes preparados en Bruselas para la reunión de hoy y mañana de los ministros de Finanzas de la Unión Europea (UE) en Vouliameni, a 20 kilómetros de Atenas (Grecia).

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Las incógnitas sobre la duración de la guerra y la inestabilidad en la zona mantienen en ascuas a los ministros de Finanzas y a la Comisión Europea. El Ejecutivo comunitario difundirá sus previsiones oficiales el martes próximo, pero en un documento confidencial elaborado estos días sobre el periodo 2003-2005 advierte: "La incertidumbre geopolítica está pesando especialmente en las previsiones económicas. En general, las previsiones indican que el crecimiento será todavía muy débil en 2003, con una recuperación sólo ligera en la segunda mitad del año y una aceleración en 2004".

Aunque las previsiones difundidas en otoño fijaban en un 1,8% el crecimiento para la zona euro en 2003, Bruselas ya anunció hace semanas que revisará a la baja ese porcentaje, como ya lo han hecho el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la OCDE. El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes, ya ha dicho que la eurozona crecerá "en torno al 1%" (0,8% en 2002), en coincidencia con avances hechos por el Banco Central Europeo (BCE).

Hipótesis optimista

Aun así, ésa sería la hipótesis optimista, porque la Comisión presenta a los ministros de Finanzas dos posibles escenarios. El primero contempla un rápido final de la guerra y leves aumentos del precio del petróleo, que estos días ha oscilado entre los 27 y los 25 dólares por barril, cuando superaba los 30 antes de empezar la invasión anglo-estadounidense. Si además comienzan a desaparecer las incertidumbres geopolíticas y se reduce el nivel de desconfianza económica (hoy el más alto desde 1995), el crecimiento será débil, pero al menos se alejará el peligro de la recesión.

"El escenario de base, que prevé un crecimiento en torno al 1%, presupone la recuperación de la confianza en el segundo semestre de este año", ha declarado Gerassimos Thomas, portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión.

Pero el peligroso es "el escenario alternativo", como lo denomina el Ejecutivo comunitario. Si la guerra y la inestabilidad se prolongan, y sobre todo si aumenta el precio del petróleo, la zona euro puede estancarse gravemente e incluso entrar en recesión. Si el precio del barril subiera este año una media de 10 dólares, "el crecimiento será inferior entre 0,4 y 0,5 puntos", ha dicho Thomas. Las consecuencias serían demoledoras para la eurozona, pero en particular para Alemania, la potencia económica para la que Bruselas ya avanza un crecimiento de sólo un 0,4% este año (0,2% el año pasado).

Ésos son los dos escenarios que estarán hoy y mañana sobre la mesa de los ministros de Finanzas. La Comisión ha preferido no manejar otros peores, como los que expuso a mediados del mes pasado: mayores subidas del petróleo, más contracción de demanda, reducción de márgenes de beneficios, caídas generalizadas del turismo, nuevas bajadas bursátiles, más amenazas terroristas... Con esas "nefastas repercusiones", explica, habría que rebajar el crecimiento "en un punto o más". Hay un dato a favor de ahuyentar la peor hipótesis: es ésta la época del año en la que más cae el consumo energético en Europa y EE UU.

Los ministros abordarán también la polémica cuestión de la continuidad al frente del Banco Central Europeo (BCE) del holandés Wim Duisenberg, quien anunció que se iría el próximo 9 de julio al cumplir 68 años. Será la primera vez en que los Quince aborden formalmente la cuestión, pero ya hay unanimidad a la hora de pedirle que continúe en el puesto varios meses más, quizás seis, algo a lo que él dice estar dispuesto.

De esta forma, habría margen temporal para decidir si su sustituto es o no Jean-Claude Trichet, gobernador del Banco de Francia implicado en el caso Crédit Lyonnais, cuya sentencia será conocida el próximo 18 de junio. Hasta entonces, Jean-Claude Trichet será el único teórico candidato. Eso sí, es muy probable que el próximo presidente del Banco Central Europeo cumpla sus ocho años de mandato, una opción que no ha tenido Duisenberg.

El Ecofin también analizará la conveniencia de tomar con prudencia el deseo de los países candidatos a incorporarse cuanto antes a la Unión Económica y Monetaria (UEM).

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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