_
_
_
_
_
Reportaje:MOTOCICLISMO | Comienzan en Japón los Campeonatos del Mundo

A la caza de Rossi

Array

Con la sensación de que en la máxima categoría, la de MotoGP, las sorpresas están prohibidas, pero no tanto como antes. Y que en los 250cc el podio aguarda a un español. Y que, en fin, en los 125cc puede pasar de todo. Así se presentan los Campeonatos del Mundo de motociclismo que arrancan el domingo, a las cuatro de la mañana (hora peninsular española), en el circuito de Suzuka (Japón). Unos Mundiales que se presentan llenos de incógnitas, aunque sólo una de ellas afecta a Valentino Rossi, el campeón de la máxima categoría: saber dónde está el techo de un señor que acostumbra a pasearse encima de su Honda, que ha dinamitado un puñado de récords y que sólo admite la posibilidad de ser segundo en las entrevistas, no en el asfalto. En las otras dos cilindradas las dudas son mayores y afectan de lleno a algunos españoles: ¿Serán capaces Fonsi Nieto y Toni Elías de resucitar el ya casi olvidado dominio hispano en el cuarto de litro? ¿Podrá Dani Pedrosa, tras su magnífico rendimiento en 2002, ponerse a la cabeza de una categoría, la de 125cc, tan abierta como de costumbre?

"Un año tan perfecto como el pasado no creo que lo repita ni yo ni nadie", dice el campeón
Más información
Nos falta un ídolo
La hora de Fonsi y Pedrosa
El piloto japonés Daijiro Kato, en estado muy grave tras sufrir una caída

En total, serán 14 los pilotos españoles que participen en los Mundiales, dos menos que en la última edición. Y, aunque hay fundadas esperanzas de poder conquistar un título en las categorías inferiores, el espectáculo con mayúsculas volverá a estar en la máxima cilindrada, la de MotoGP, "la fórmula 1 de las dos ruedas", como la han definido algunos corredores. Así lo entiende además el público español: el pasado curso, las transmisiones de televisión tuvieron una media de audiencia de 1.186.000 espectadores por carrera. Las pruebas más vistas fueron las de MotoGP, con una audiencia de 19 millones y ningún español aspirando al título, a diferencia de lo que ocurría en los 250cc, con Fonsi, y los 125cc, con Pedrosa, que se quedaron en 16,5. La culpa, por supuesto, fue de Rossi.

Pocos interrogantes quedan por resolver sobre el italiano. Desde hace tiempo, el orden establecido cuando está en liza es el siguiente: primero, Rossi; después, el vacío, y luego, los demás. Así lo atestiguan los antecedentes. En los pasados Mundiales, quien se hace llamar Il Dottore ganó 11 de los 16 grandes premios disputados y acumuló 355 puntos, una cifra a la que nadie se había atrevido a llegar antes. Vio de lejos a sus rivales y ninguno pudo siquiera amagar con amenazarle. No hubo un adversario definido. De hecho, en la clasificación, la igualdad entre sus perseguidores fue total: Biaggi (215 puntos), Ukawa (209) y Barros (204), todos a una distancia sideral de Rossi.

Ocurrió, sin embargo, que el brasileño Álex Barros se destapó en las carreras postreras, justo cuando abandonó la vieja moto de dos tiempos que le martirizaba y agarró una de cuatro. Barros, con la misma Honda que Rossi, venció en dos de las últimas cuatro pruebas, en otra fue el segundo y en otra el tercero. Pero, por entonces, Rossi ya era campeón, por lo que es lícito suponer que había bajado la guardia, como lo demuestra que en la segunda mitad de la temporada, ya con el título cerca, no consiguiera ni una sola pole position.

Pero aquello sembró alguna duda. Y éstas han aumentado ante los Mundiales que están a punto de arrancar, dado que todos los corredores de MotoGP pilotarán máquinas de cuatro tiempos. Los entrenamientos desarrollados hasta ahora han permitido vislumbrar cierto equilibrio. Hace pocas fechas, en el circuito de Montmeló, la nueva Ducati de Loris Capirossi voló a 328 km/h y superó a Rossi y Barros. Pero éste, que se ha pasado ocho años vagando por escuderías satélite de Honda, ha cambiado de equipo y se asoma como piloto oficial de Yamaha, con Carlos Checa de compañero. Hasta ahora los resultados en los entrenamientos han sido magníficos para él, no tanto para Checa. "Por primera vez, soy candidato al título", ha proclamado Barros. No le falta razón. Pero candidatos hay varios; favorito, sólo uno.

"Antes me molestaba quedar segundo, pero ahora no. Me lo puedo permitir. Va a haber mayor igualdad y un año tan perfecto como el pasado no creo que lo repita ni yo ni nadie". Por si acaso, Rossi se cura en salud, consciente de que la competencia se ha disparado y de que todas las marcas van a poner en liza máquinas que se asemejan a su hasta ahora intocable Honda. Nunca Rossi va a verse obligado a demostrar su categoría como este año, en el que las diferencias entre las motos se han rebajado. Es el momento de los pilotos. Sin embargo, cuando en otras ocasiones la igualdad existente ha dado prioridad a la conducción por encima de la mecánica, el ganador también ha sido Rossi.

Pero a su alrededor se mueven pilotos de mirada desafiante. Max Biaggi es uno de ellos. El año pasado todas sus quejas se dirigían a su moto, a la Yamaha. Por eso emigró y se puso a Honda, confiado en que le dieran una moto similar a la de Rossi. Se la han dado. Y además le han puesto en manos de Sito Pons. Así que Biaggi, feliz como es acumulando enemigos, le ha mandado un recadito a Checa, su ex compañero: "Barros, en un solo día con la Yamaha, ya ha demostrado ser mejor que él", declaró. Checa cogió el guante: "Si es tan valiente, que me lo diga a la cara".

Pero Biaggi, desde que corre en MotoGP, es más célebre por sus bravatas que por su rendimiento, lo que no ocurría cuando viajaba en cilindradas inferiores. Puede ser, sin duda, el gran rival de Rossi. Como debería serlo Capirossi, aunque para encontrar la última victoria de una Ducati hay que remontarse a mediados del siglo pasado, a 1959 concretamente. Y está también Melandri, que viene de mostrar su fortaleza en 250cc. Y los japoneses Kato y Ukawa.

Desgraciadamente, ninguno de los dos españoles participantes aparecen en esa lista de favoritos. Ambos, Checa y Gibernau, son una incógnita. Al primero le puede su irregularidad y el segundo aún no ha logrado despegarse la etiqueta de perdedor. Esta vez tiene una gran moto (Honda), por lo que sería una sorpresa verle donde estuvo la pasada campaña, escondido en el pelotón. Sea como fuere, y en una categoría en la que conviven unos cuantos campeones del mundo en diversas cilindradas (nueve en total), los focos siguen iluminando en exclusiva a Rossi, que saldrá al circuito de Suzuka con la palabra "paz" pintada en su casco.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_