El toreo puro de Uceda
No fue de apoteosis la de Victorino, pero sí tuvo un toro excepcional para la muleta: el segundo, a la postre con tan sólo 449 kilos, el más chico de la corrida. Noble y con calidad, fue aprovechado por Uceda Leal en una faena de gran pureza, abrochada y profunda. Un gran toro con respuesta muy directa y de gran nivel por su matador.
El resto de victorinos no alcanzó el mismo grado. Por nobleza, el primero superó a los demás, aunque estuvo falto de emoción. Los otros cuatro se acercaron más a la leyenda. Para Robleño fue el lote de mayor exigencia, pero el tesón también se recono...
No fue de apoteosis la de Victorino, pero sí tuvo un toro excepcional para la muleta: el segundo, a la postre con tan sólo 449 kilos, el más chico de la corrida. Noble y con calidad, fue aprovechado por Uceda Leal en una faena de gran pureza, abrochada y profunda. Un gran toro con respuesta muy directa y de gran nivel por su matador.
El resto de victorinos no alcanzó el mismo grado. Por nobleza, el primero superó a los demás, aunque estuvo falto de emoción. Los otros cuatro se acercaron más a la leyenda. Para Robleño fue el lote de mayor exigencia, pero el tesón también se reconoce cuando enfrente hay toros así. Valiente y sin concesiones, aguantó al serio tercero y le plantó cara al enterado sexto.
Martín / Padilla, Uceda, Robleño
Toros de Victorino Martín, desiguales.
Juan José Padilla, saludos y saludos tras un aviso. Uceda Leal, oreja y oreja. Fernando Robleño, saludos y saludos tras aviso.
Plaza de Castellón, 30 de marzo, octava y última de feria. Lleno.
Padilla anduvo suficiente con el noble que abrió plaza y mantuvo una riña desigual con el cuarto, el más aparatoso de todos. Seguro y certero en banderillas, su puesta en escena durante todo el festejo tuvo respuesta agradecida de la gente.
Con el poco entregado quinto, Uceda se centró con una seguridad pasmosa. Entendió muy bien a un toro en faena que fue creciento.