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Reportaje:

Pacientes y alumnas

Un psiquiátrico de Ciempozuelos abre un aula de alfabetización para enfermas crónicas

Francisca y Rosario son pacientes de un hospital psiquiátrico desde hace años. Ahora, además, se han convertido en alumnas. Todo empezó en noviembre de 2002, cuando el centro asistencial Benito Menni de Ciempozuelos inició una experiencia nueva en Madrid: abrir un aula de alfabetización para las internas de la unidad psiquiátrica de larga estancia, a la que acuden 24 de las 220 pacientes. La iniciativa, apoyada por la Consejería de Educación, pretende hacer más autónomas a estas mujeres, la mayoría de mediana edad, con largos años de hospitalización, desarraigo familiar y escasa formación.

Francisca, de 55 años, fue ingresada de niña en este centro de Ciempozuelos, propiedad de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón y concertado con el Gobierno regional. No lo abandonó hasta los 20 años, y hace cuatro tuvo que regresar. "Me ponía rara, como triste, y me trajeron", explica mientras recorta revistas para montar un collage de los continentes. "El centro actual es mucho mejor que el que yo conocí, hay menos castigos", añade.

"Soy soltera, mi madre está muy mayor, mi cuñado y mi hermana andan enfermos y yo no puedo vivir sola", asegura esta mujer, que trabajó durante años limpiando casas. Se apuntó a las clases de alfabetización "para aprender a leer y escribir y, sobre todo a hacer cuentas, porque con ese dinero nuevo que hay, el euro, no hay quien se aclare".

Rosario, de 52 años, lleva ya 12 hospitalizada. "Andaba bastante fastidiada de la memoria, me fallaba", asegura esta madrileña de Legazpi. "Yo leía, escribía, sumaba, multiplicaba y dividía, pero se me ha olvidado todo y quiero recordarlo", aclara.

A veces la clase consiste en acudir al centro cultural del municipio y aprender a utilizar la biblioteca o en entrar a una cafetería para saber cómo pedir las cosas y cómo controlar las vueltas del dinero.

Pilar Ortiz, una de las tres profesoras, cuenta que algunos días organizan asambleas para ver cómo va la clase y también comentan películas. "Hoy hemos visto Un día inolvidable y hemos hablado del amor. Como son dos horas diarias combinamos actividades para que no sea tan denso", matiza.

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Francisco del Olmo, director médico del centro, y Juan Molina, coordinador de la unidad de larga estancia destacan que, desde que acuden a clase, estas mujeres se sienten más seguras de sí mismas. Muchas de ellas padecen esquizofrenia y algunas llevan de 20 a 30 años ingresadas, no sólo por sus problemas mentales crónicos, sino también porque su desarraigo y sus escasos recursos no tienen adónde ir. Casi la mitad carecen de estudios o no los finalizaron.

"Hay que intentar que lleven una vida lo más autónoma posible, y sus carencias educativas son un obstáculo para conseguirlo, por eso se nos ocurrió abrir este aula", explican y añaden que la Consejería de Educación acogió la idea de buen grado y les facilitó el profesorado, de la Fundación Tomillo.

Formación

"La apertura de este aula supone ofrecer a las pacientes una formación intensiva y a cargo de profesorado especializado; algo que no suele darse en las unidades psiquiátricas. Hasta ahora, sólo trabajábamos las habilidades sociales y formativas de estas pacientes a través de la terapia ocupacional, pero no teníamos una actividad tan específica", apostillan los dos responsables, y añaden que eligieron a las 24 pacientes más motivadas porque carecen de recursos para atender a todas. En Madrid hay cuatro unidades psiquiátricas de larga estancia (más de un año) para adultos, con 694 camas, y la de Benito Menni es la única que cuenta con un aula de alfabetización.

Del Olmo y Molina tienen previsto trasladar estas clases de alfabetización al centro cívico de la localidad porque su intención es "normalizar" todo lo posible la vida de las pacientes. "Estamos en conversaciones con el Ayuntamiento de Ciempozuelos, y parece que será posible", añaden. A más largo plazo quieren que las alumnas más autónomas acaben estudiando en el centro de educación de adultos al que van todos los vecinos del pueblo.

Un taller de jardinería

Además de las alumnas de alfabetización hay otras 13 internas más jóvenes y con más posibilidades de ser dadas de alta que participan desde hace un año en un taller de jardinería apoyado por la Dirección General de la Mujer.

Carmen y Rosa son dos de las aprendices. Carmen, que ha vivido en el hospital 25 de sus 50 años asegura, mientras riega unos semilleros, que se siente mejor desde que participa en el taller que le ocupa cinco horas diarias. Pilar, de 44 años, se esmera en plantar heliotropos y recuerda, con orgullo, que el verano pasado realizaron unas prácticas laborales en unos viveros de Móstoles y Fuencarral. "Si mañana me llamasen para trabajar volvería corriendo", asegura esta mujer que lleva en el centro psiquiátrico 9 años.

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