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AMENAZA DE GUERRA | La brecha transatlántica

Powell amenaza a Francia con "graves consecuencias" si usa el veto en la ONU

Chirac baraja la posibilidad de viajar con Schröder a Nueva York para defender su posición

Colin Powell declaró ayer que seguía considerando posible reunir "nueve o diez votos" en el Consejo de Seguridad de la ONU favorables al ataque inmediato contra Irak, pero admitió que el proyecto de resolución presentado por Washington, Londres y Madrid podría ser vetado por Francia, Rusia o China. "Algunos miembros permanentes del Consejo", dijo el secretario de Estado, "están firmemente en contra" del texto, que plantea a Sadam Husein un ultimátum que vence el día 17. Powell advirtió a Francia de que un veto tendría "consecuencias graves" sobre sus relaciones con EE UU. El presidente francés, Jacques Chirac, podrí­a viajar a la ONU para presentar el veto.

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"A pesar de que Francia ha sido siempre uno de nuestros paí­ses amigos, y seguirá siéndolo, me parece que eso [un veto] tendrí­a consecuencias graves sobre las relaciones bilaterales, al menos a corto plazo", amenazó el secretario de Estado. "Creo", añadió, "que serí­a desafortunado que Francia decidiera imponer su veto en contra de esta resolución, porque eso no serí­a valorado favorablemente en numerosas partes del mundo".

Sin embargo, el jefe de la diplomacia estadounidense tuvo que reconocer que no le sorprendería un veto francés y que los esfuerzos efectuados personalmente por George W. Bush para evitar el veto de Rusia, con varias llamadas telefónicas al presidente Vladi­mir Putin, no habí­an dado resultado por el momento. La posición de China, otro de los miembros permanentes del Consejo opuesto a la guerra, aún no era "definitiva", en opinión de Powell.

La semana comenzaba con total incertidumbre sobre el alcance del daño que las divisiones sobre Irak podrían causar en el Consejo de Seguridad de la ONU. La guerra, sin embargo, parecía más cercana que nunca. La asesora de seguridad nacional, Condoleezza Rice, rechazó la posibilidad de aplazar el vencimiento del ultimatúm más allá del 17 de marzo con el fin de ganar más apoyos en el Consejo. "No necesitamos más tiempo. Si Sadam Husein quisiera realmente desarmarse", afirmó Rice, "podría hacerlo mañana mismo".

Posición "impopular"

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Rice, que habí­a considerado la posibilidad de viajar personalmente a Moscú para tratar de convencer al Gobierno ruso, indicó que por el momento ni ella ni Powell pensaban moverse de Estados Unidos. "Mantenemos contactos permanentes" con los Gobiernos implicados en la crisis, dijo la consejera de Seguridad Nacional.

Powell reconoció que la posición estadounidense acerca de Irak era "impopular". "Yo mismo preferiría estar del lado de la paz. La guerra siempre es impopular", comentó, "y lo he comprobado en anteriores crisis, como la de Panamá o la guerra del Golfo. Pero cuando se sabe lo que realmente ha estado ocurriendo, cuando liberas a un pueblo y creas una vida mejor para ese país, la opinión pública cambia".

Por su parte, Jacques Chirac está dispuesto a acudir esta semana a la sede de la ONU, en Nueva York, en compañia del canciller alemán Gerhard Schröder y quizás del ruso Vladi­mir Putin, para defender su punto de vista ante la crisis iraquí. Chirac ha descubierto que la casaca del legalismo le sienta bien y, sin asumir el pacifismo incondicional del líder alemán, no acepta que se pueda comenzar una guerra cuando los inspectores de la ONU constatan tanto los progresos del desarme como la inexistencia de armamento de destrucción masiva entre el arsenal de Irak, amén de denunciar las falsificaciones suministradas por los servicios de información británicos y norteamericanos. Chirac cree que la presencia de varios jefes de Estado contribuirá a aislar aún más a George W. Bush.

Al mismo tiempo que Chirac prepara su viaje, el ministro de Exteriores, Dominique de Villepin, partía anoche para una visita relámpago a las capitales de Angola, Guinea y Camerún, los tres países africanos del Consejo de Seguridad, que hace dos semanas recibieron a un enviado estadounidense. Tanto en Camerún como en Guinea, el peso económico de Francia puede hacerse sentir, pero eso parece más improbable en Angola.

Francia apuesta muy fuerte por detener la guerra, pero aún más con vistas a la hipotética posguerra. A diferencia de lo ocurrido en 1991, esta vez ni Arabia Saudí­, ni Alemania, ni Japón ni Francia parecen dispuestos a pagar el gasto del Ejército estadounidense. París cree que EE UU no podrá asumir solo la gestión y administración de un país ocupado y lucha por proteger la ONU. "Dicen que la ONU está en crisis, pero nunca el mundo había mirado tanto hacia Manhattan", declaraba un diplomático francés. "La ONU tendrá que darle las gracias a Bush por haberle insuflado una nueva vitalidad", concluí­a.

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