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La ruptura del Gobierno de Polonia hace peligrar el referéndum de adhesión a la UE

El socialdemócrata Miller rompe su coalición con el Partido Campesino por los impuestos

La decisión del primer ministro de Polonia, el socialdemócrata Leszek Miller, anunciada la noche del sábado, de romper la coalición de gobierno con el Partido Campesino (PSL) abre una crisis en el país a tan sólo 100 días del referéndum sobre la entrada en la UE. La formación de una nueva alianza con sólido apoyo parlamentario exigiría matrimonios contra natura entre partidos de tipo populista y de dudosas simpatías por Europa. Por este motivo, ayer en Varsovia se barajaban diversas opciones y no se excluía la convocatoria anticipada de elecciones.

Toda esta tormenta política se produce cuando sólo ha transcurrido un año y medio desde que se celebraron los comicios que llevaron al poder a la coalición rota este fin de semana. Por un quítame allá ese impuesto se vino abajo la coalición de Gobierno en Polonia.

Los diputados del Partido Campesino (PSL) votaron contra el proyecto del Gobierno, al que pertenecen, de introducir una viñeta en los vehículos para circular por las carreteras. Se trata de una especie de impuesto añadido, casi perverso, dadas las condiciones lamentables de las rutas en Polonia. El PSL se vengaba así del veto presidencial a una ley para introducir el biocombustible en Polonia, que podría aportar grandes beneficios al campo, la base política del Partido Campesino.

La rebelión en la Dieta (Parlamento) de los diputados campesinos llevó al primer ministro a cortar por lo sano y darles el despido sin preaviso en la helada noche sabatina. Miller apareció ante las cámaras de la televisión para anunciar que no estaba dispuesto a convertirse en rehén "y someter a mi Gobierno al intercambio de apoyos y favores". Para Miller, "Polonia es un país demasiado importante en Europa y con demasiadas responsabilidades de peso en la política internacional, como para permirtirse el lujo de tener una coalición de gobierno imprevisible".

Las palabras de Miller ponen de manifiesto de forma palpable que la crisis se produce en el peor de los escenarios imaginables. Faltan sólo 100 días para el 8 de junio, fecha que se baraja de forma oficiosa como la del referéndum que debe ratificar la voluntad de la mayoría de los polacos de entrar en la UE. Si ahora los del PSL se suman a las fuerzas de los euroescépticos, el resultado del referéndum queda en entredicho, cuando las voces de los descontentos y opuestos a Europa aumentan de volumen.

Para este martes está convocada en Varsovia una manifestación de campesinos contra la política agraria del Gobierno y, de forma indirecta, contra los resultados de las negociaciones con la UE. Por si fuera poco, la Iglesia polaca, un factor de enorme peso en la vida de este país de milenaria tradición católica, tampoco se distingue por su entusiasmo europeísta. Como botón de muestra, en la misa dominical de ayer transmitida por la radio estatal polaca a todo el territorio nacional el sacerdote aludió en la homilía de forma expresa al tema europeo. Sermoneó el sacerdote: "El ingreso de Polonia a la UE constituye una gran preocupación porque deberemos asumir serios costos relacionados con ello". A continuación se preguntó: ¿Quiénes deberán pagar estos costos?¿Cuánta carga más deberá soportar el polaco? Y añadió: "La inquietud es aún mayor debido al carácter cada vez más anticristiano y antirreligioso de la UE. Incluso, ni siquiera de modo simbólico fue invitado el Vaticano para elaborar de forma conjunta la nueva Constitución de la Unión".

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El primer ministro Miller y su Alianza de la Izquierda Democrática (SLD) cuentan con sólo 212 diputados de los 460 de la Dieta. Tras la pérdida de los 42 del Partido Campesino, faltan 19 para la mayoría absoluta. Los posibles socios de coalición son poco presentables. La única fuerza política posible para llevar adelante una nueva alianza con mayoría en la Dieta sería el Partido Samoobrona, una agrupación populista de base campesina, que dirige Andrzej Lepper, un político con un pasado de radicalismo verbal y seguidores que se dedican a bloqueos de carreteras y acciones directas.

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