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RESPALDO AL PLAN HIDROLÓGICO

Los organizadores repartieron 121.000 raciones de paella gratis

Bajo el Puente de Calatrava en Valencia fueron instaladas ayer, desde las 7.00 y bajo la atenta mirada de un notario, 400 paellas, cada una de ellas con capacidad para 300 raciones. Tras la reivindicación correspondiente y la mascletá dispuesta para la ocasión, los asistentes desfilaron durante una hora entre 40 mesas para degustar gratis arroz con pollo y verduras, cocinado a la leña a las órdenes del empresario de hostelería Manuel Belarte, quien contó con un presupuesto de 180.303 euros, aportado por la organización.

La multitud soportó sin problemas la aglomeración, si bien contó sólo con un acceso desde el área de la concentración a la zona donde se distribuía la comida. Agentes de protección civil y, ocasionalmente, algún agente de la policía nacional daban entrada por una rampa a quienes portaban el tiquet de invitación, suministrado desde hace semanas en una campaña publicitaria mediante buzoneo. Los 8.000 kilos de arroz, 10.000 kilos de verduras, 10.000 de pollo (ala y muslo) y 1.500 litros de aceite se convirtieron en 120.000 raciones de paella. La organización repartió también cubiertos de plástico, agua y naranja. Una hora después de abrirse la compuerta para el almuerzo al aire libre, y después de reducir la exigencia de invitación, ya no quedaba arroz. Los más hambrientos no tenían inconveniente en recoger a mano rescoldos de arroz que habían quedado abandonados.

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La concentración estuvo vigilada por más de 1.200 policías y 200 voluntarios. La organización instaló 98 dispensarios sanitarios, un hospital de campaña y 30 ambulancias. Un helicóptero sobrevoló continuamente la zona desde las 11.00 hasta las 16.00. A pesar de la aglomeración, no se registraron incidentes ni el mobiliario urbano sufrió más desperfectos que el destrozo de las floras en algún jardín.

La organización fue capaz de mantener a la multitud dentro del perímetro acordado, favorecer el tránsito en la zona de comida, conducirla a la zona de recreo y más tarde coordinar la salida escalonada de los más de 2.000 autobuses que habían transportado a manifestantes.

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