Diez consultas diarias
Con siete años como síndic de Greuges en la Jaume I, José Manuel Gil aboga por anticiparse a los problemas

"Que los papeles no se duerman encima de una mesa". El defensor de la comunidad universitaria, o síndic de Greuges, de la Universidad Jaume I de Castellón (UJI), José Manuel Gil, lleva siete años siendo consecuente con esta premisa. Veterano ya en esta tarea, la experiencia le ha demostrado que el papel de mediador se torna, cada vez más, en un ejercicio de prevención y detección de problemas antes de que éstos sean objeto de queja o reclamación.
Un día de éstos, Gil, impulsor de la coordinación de los defensores de todas las universidades españolas y del uso de las nuevas tecnologías en el desarrollo de sus funciones, dejará su puesto. Ya se han cumplido, con creces, los cinco años de mandato que estipulan los estatutos de la universidad castellonense, a los que se sumaron los dos cursos preestatutarios en los que también desempeñó esta labor.
Con el tiempo, las reclamaciones han descendido y se ha multiplicado las consultas
José Manuel Gil centra la evolución de la tarea del defensor, en el caso de la Jaume I, en un cambio palpable en los informes que anualmente se presentan al claustro. Mientras que al principio el número de reclamaciones era elevado, poco a poco, éstas han ido descendiendo, no porque la figura haya dejado de utilizarse sino porque su labor es cada vez más preventiva.
En cualquier caso, como órgano de consulta, la sede y, sobre todo, el teléfono y la web, no dejan de recoger peticiones procedentes tanto del personal de administración y servicios como del profesorado y el alumnado. Hasta una media de diez diarias es el cálculo de Gil acerca del volumen de consultas. Así, la institución que preside casi se ha transformado en un órgano de consulta "antes de que se detecte el problema".
Este hecho ha quedado demostrado con la disponibilidad del formulario de consulta en la red. Hasta ahora, los alumnos becados en el extranjero, por ejemplo, presentaban sus reclamaciones a su vuelta por las complicaciones en el trámite de convalidaciones. Ahora, sin embargo, desde sus puntos de estudio, consultan el papeleo antes de encontrarse con el problema de "me falta un papel".
Los alumnos son el estrato del que procede la mayoría de las consultas y reclamaciones. Los exámenes y las becas siguen siendo los principales motivos de las quejas o consultas de este sector de la comunidad universitaria. Sin embargo, en este ámbito, José Manuel Gil también ha detectado una evolución. Según dice, mientras que al principio los estudiantes llegaban con quejas sobre sus evaluaciones sin conocer la normativa existente sobre exámenes, ahora reclaman la aplicación de la ya conocida normativa después de que fuera el propio defensor el que impulsara una campaña de difusión de la misma.
Entre las cuestiones más difíciles de resolver cita, avalado por una ya larga experiencia, los problemas surgidos de las relaciones personales, entre los propios trabajadores de la universidad o en su relación con el alumnado.
Las diferencias básicas entre los defensores de unas y otras universidades se basan en el órgano que lo elige y en su composición. En el caso de la Universidad Jaume I se trata de una institución unipersonal, ocupada por un miembro de la comunidad universitaria, que precisa del apoyo de tres quintas partes del claustro para ser elegido como tal. En otros casos, como es el de la Universidad de Valencia, el defensor es de carácter colegiado, un Tribunal de Greuges compuesto por varias personas de distintos estamento. En ocasiones, el síndic es una persona externa a la comunidad universitaria que, según Gil, quizá goza de mayor independencia, pero no de mayor conocimiento sobre el funcionamiento de la misma.
En Castellón, es elegido por el claustro mientras que en otras universidades es el consejo social el encargado de dicha tarea. Además, desde hace dos años, la Jaume I dispone de un reglamento sobre el funcionamiento del síndic, desarrollado más allá de simple regulación de la sindicatura que establecen los estatutos.
La Ley Orgánica de Universidades (LOU) estipula la imposición de la creación de la figura de defensor en todas las universidades españolas, algo que no ha sido aplaudido. Además, Gil no cree que, al menos en el caso de la UJI, sea tan precisa una potenciación de la figura con un incremento de las dotaciones o del presupuesto pero, por ejemplo, sí ha remitido la petición de que la reducción de docencia para el cargo sea mayor que la estipulada actualmente, de manera que el síndic disponga de más tiempo para desempeñar sus funciones.
"Es una labor gratificante. Yo me he sentido arropado y feliz en el desarrollo de esta labor que he disfrutado", asegura José Manuel Gil quien, además de su gratitud por el apoyo y colaboración de todos los miembros de la comunidad universitaria, destaca el hecho de que su labor haya sido agradecida, en gran medida, por aquellos sobre los que se ha fallado en contra.
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