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Roban un valioso dibujo de Dalí de la prisión de Rikers Island

El dalí de Rikers Island vuelve a ser famoso. El dibujo de un Cristo en la cruz, que el artista español donó a esta cárcel neoyorquina de alta seguridad en 1965, pasó más de veinte años en el más absoluto de los olvidos. Hace unos años fue milagrosamente rescatado del anonimato y disfrutaba de una vida discreta en la entrada de la sala de guardianes. Ahora ha desaparecido. En algún momento de este fin de semana, según los responsables penitenciarios, un ladrón consiguió robarlo y, confiando en el ojo escasamente avizor del personal, lo sustituyó por una copia mediocre.

"En este momento es un gran misterio", dice el portavoz del Departamento de Prisiones, Thomas Antenen. "Parece que la pintura ha sido sustituida por una copia. Es lo que opinan varias personas que no son expertas pero trabajan cerca del cuadro y lo ven todos los días". Los "no expertos", es decir, los guardianes de la prisión, empezaron a notar el sábado detalles sospechosos: "Había algo raro, el cuadro parecía demasiado nuevo, demasiado brillante", comentaron a The New York Times, que ayer publicó la noticia. Según Atenen, la obra fue estimada en 175.000 dólares en 1985, pero ahora valdría tres veces más. Se espera que la policía confirme el robo en los próximos días.

Cena en Manhattan

La historia del cuadro empezó en una cena en Manhattan a la que Salvador Dalí, muy resfriado, no asistió. También había sido invitado su socio y amigo, el empresario griego Nico Yperifanos. Allí coincidió con una de las responsables del Departamento de Prisiones, Anna Moscowits Kross, quien le habló de las aspiraciones artísticas de las prisiones de Rikers Island, de su valía terapéutica y de la idea de invitar a Dalí.

Yperifanos contó -años después- que entonces la iniciativa le pareció interesante pero poco factible, sobre todo si no había algún tipo de compensación económica. Gala, mujer de Dalí, se oponía a cualquier concepto de gratuitad. "La llamábamos la ministra de finanzas", recordó Yperifanos. El asunto quedó en el aire hasta que Kross decidió adelantarse y, el 26 de febrero de 1965, anunció a los medios que Dalí iría a prisión. El día indicado, el pintor, recluido en su suite del hotel St Regis, dijo que estaba demasiado enfermo para desplazarse, pero que por ello no faltaría a su cita.

"Diles que vas a llevar un regalo del artista a los prisioneros", dijo el pintor a Nico Yperifanos. En menos de dos horas, Dalí trazó (con tinta negra y sepia) el esbozo de un Cristo en la cruz y lo dedicó, con falta de ortografía incluida, a "la cantina de los presos de Rikers Ysland". Y allí se quedó durante 16 años, pasando al olvido. En 1981 un prisionero, quizá descontento con la comida, le tiró una taza de café y rompió el cristal que lo protegía. Acabó tras el sofá de la oficina de uno de los responsables de prisiones hasta que fue redescubierto, por casualidad, y colgado de nuevo en la entrada de la penitenciaría. Hasta que un ladrón ha decidido ahora llevárselo.

Imagen de archivo del dibujo de Dalí robado.
Imagen de archivo del dibujo de Dalí robado.AP
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