Protesta de los vecinos de La Creu, del Barri Gòtic, por la suciedad de las calles

Los vecinos de la zona de La Creu, en el Barri Gòtic de Barcelona, se concentraron ayer por la mañana para renovar las pancartas con las que desde hace más de dos años protestan por la suciedad que inunda sus calles, el ruido y el incivismo de algunos.
El barrio de La Creu comprende las calles que se encuentran entre las de Ferran, Escudellers, Avinyó y la plaza Reial. Es una zona de calles estrechas que soporta una gran afluencia de visitantes, según explican los vecinos, entre grupos que acuden por la noche a tomar copas, indigentes, toxicómanos que deambulan por el centro y turistas.
"El problema es que la gente que viene se comporta de un modo incívico y nosotros tenemos que soportar el ruido, la basura, las jeringuillas y hasta meadas en los portales", explicaba ayer Mercè Tàpias.
"La Guardia Urbana es muy eficiente poniendo multas a los coches, pero no hace cumplir las ordenanzas que prohíben toda esta clase de comportamientos", lamentó Tàpias. "Esto se ha convertido en la zona libre de Barcelona, donde todo vale", aseguró, y apuntó: "No estamos en contra de los visitantes ni de los bares, pero sí de la manga ancha del Ayuntamiento". Las sucesivas reuniones con los responsables del distrito de Ciutat Vella para atajar el problema "sólo han servido para que nos den largas", dicen los vecinos.
Otro de los problemas de la zona de La Creu es la acumulación de bolsas de basura en la calle durante el día. Al ser una zona de difícil acceso para los camiones, la basura se recoge puerta por puerta, pero muchos vecinos desoyen las recomendaciones del Ayuntamiento de bajar las bolsas por la noche y las dejan en la calle a todas horas.
El gerente del distrito de Ciutat Vella, Josep Maria Lucchetti, se acercó ayer a la concentración -los convocantes de ésta invitaron también a los responsables municipales- y relativizó los motivos de la protesta. "El Ayuntamiento ha frenado la dejadez del barrio y ha habido mejoras", explicó. Sin embargo, el mismo Lucchetti reconoció que la zona ha llegado a convertirse en "el trastero de las calles comerciales del Gòtic".
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