"Pido a la vida que nunca se me vaya el coco"
KARMENTXU MARÍN
Tiene 31 años, una voz cascada y una sonrisa dulce. Le encanta la música, leer, el cine y los ordenadores, y echa continuamente de menos la casa de sus padres. Lo más importante de su cuerpo de bailarina son "la cabeza y el corazón". Se ve "arribita", pero afirma que le queda mucho por subir.