El Gobierno español autorizó expresamente el uso de la fuerza

La Operación Socotora, de interceptación en el Océano Índico de un buque cargado con misiles balísticos Scud procedentes de Corea del Norte, obligó al Gobierno español a autorizar expresamente el uso de la fuerza a los buques españoles que participan en el control del tráfico marítimo en el Océano Índico. Hasta el viernes, la fragata Navarra y el buque de apoyo Patiño sólo podían realizar inspecciones amistosas; es decir, con permiso del buque inspeccionado.

Según explicó ayer el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, la operación Socotora se puso en marcha el pasado día 5, cuando los servicios de inteligencia de EE UU avisaron de que un buque con misiles Scud se dirigía "a algún puerto de Oriente Próximo" y "atravesaría con seguridad" la zona de responsabilidad de la Task Force 150.

Se trata de una agrupación naval que opera en el Golfo de Adén y el Cuerno de África, integrada por buques alemanes, franceses, españoles, británicos y estadounidenses. Por turno rotatorio, desde el pasado 31 de octubre hasta el próximo 31 de enero, su jefe es el contralmirante español Juan Moreno Susanna.

Ante la posibilidad de que el carguero no aceptara someterse voluntariamente a un registro, el propio contralmirante reclamó unas "reglas de enfrentamiento" o Roes que le permitieran el uso de la fuerza para obligarlo.

El Gobierno aprobó el pasado día 7, a través del Jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Moreno Barberá, dichas Roes; que detallan la realización de disparos de advertencia, con avisos previos de tres minutos, y escalada en el uso de la fuerza, tal como hizo el pasado lunes la fragata Navarra. Aunque los primeros buques españoles se incorporaron al Índico en marzo pasado, para controlar el presunto tránsito de armas y terroristas de Al Qaeda, hasta ahora no podían utilizar la fuerza.

Cuando ayer fue preguntado por la legitimidad de esta medida en aguas internacionales, Trillo-Figueroa se remitió a las Resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU tras los atentados del 11 de septiembre; al Concepto Militar de Lucha contra el Terrorismo aprobado por la OTAN en la Cumbre de Pragra y a la Convención de Jamaica sobre derecho del mar; en la que se amparó el contralmirante español.

¿Por qué EE UU quiso que los españoles realizaran la operación, cuando pudieron haberla hecho ellos mismos? Fuentes españolas sostenían ayer por la mañana, antes de conocer el desenlace, que los buques españoles eran los mejor situados y que se trataba de una muestra de confianza en su profesionalidad.

Además, los servicios secretos estadounidenses, que conocían al detalle el origen y viaje del So-San, parecían ignorar por completo su destino, por lo era aconsejable dejarlo navegar cuanto más mejor y no interceptarlo a la entrada del Golfo Pérsico, donde EE UU tiene sus barcos.

Esta explicación tropieza, sin embargo, con la seguridad, expresada por Trillo-Figueroa, de que el carguero pasaría por la zona de responsabilidad de la TF-150.

La Operación Libertad Duradera tiene una peculiaridad. Se trata de una coalición militar con el objetivo de luchar contra el terrorismo internacional, sin plazo de tiempo definido. Sin embargo, al contrario que cualquier otra coalición militar, no tiene un comité de dirección política. España y todos los demás países aportan militares a los cuarteles de Tampa o Bahrein, pero la decisión política de devolver o no a Yemen el So-San corresponde en exclusiva a Estados Unidos.