Cuentas del 2003 y sorpresas del 2001

La subvención ordinaria del Consell para las universidades públicas valencianas crece en torno a un 4,6 %, según refleja el proyecto de Presupuestos de la Generalitat para el 2003, ahora en trámite parlamentario. En total, son 328 millones de euros, computados según 'los componentes de la financiación prevista en el Programa Plurianual de Financiación, para hacer frente a los gastos de personal, funcionamiento y costes de la normativa estatal', así como compensación por la exención de tasas. Este crecimiento mantiene la tónica de anteriores ejercicios y no parece prever los incrementos que en la nómina universitaria supondría la aplicación del nuevo complemento adicional (por distintos méritos) previsto en la LOU y ya regulado en la Comunidad Valenciana. Como referencia sirva el dato de que la Universidad de Valencia presupuestó en 2002 para personal 134 millones de euros, mientras que la subvención ordinaria prevista para 2003 es de 115 millones. En todo caso, el proyecto de Presupuestos prevé que 'por acuerdo del Gobierno Valenciano, podrá modificarse el importe de la subvención que corresponde a cada universidad, de acuerdo con lo que resulte de la aplicación del Plan Plurianual de Financiación'. Siguiendo los parámetros del Plan, el coste autorizado para el personal de las universidades públicas, será fijado para cada una de ellas 'una vez conocidos los créditos matriculados en cada una de las enseñanzas oficiales' de las mismas a fecha de 31 de diciembre de 2002.

La Miguel Hernández obtiene la mejor financiación y Alicante, el porcentaje más bajo

Para algunos, el margen de maniobra para influir en los resultados ha sido 'escaso'

Concluido el Plan de Inversiones que permitía a las universidades altos endeudamientos para financiar infraestructuras, en los nuevos presupuestos aparecen, no obstante, una ayuda de dos millones de euros a la Miguel Hernández para 'financiación de inversiones y equipamiento' en el campus y otra similar para la Jaume I destinada a la 'adquisición de terrenos' que permitirá ampliar el campus.

Para la financiación por objetivos, el capítulo más atractivo del modelo valenciano, se han presupuestado 15 millones de euros, una cantidad, como subraya una fuente universitaria, 'inferior a la mitad' del máximo (40 millones) que las universidades podrían obtener de alcanzar el 100 % sus compromisos de mejora. Algo improbable, a tenor de los resultados de la financiación por objetivos precedente, la de 2001, que fueron dados a conocer el mes pasado por la Consejería a sus destinatarios. Unos resultados recibidos con satisfacción, reservas y 'estupor' según los casos. La universidad que más alto llega en la consecución de objetivos de calidad y rendimiento se sitúa en un 68 % y la que se queda más abajo está en un 47 %.

El programa plurianual de financiación del sistema público valenciana establece un porcentaje de la financiación quedará condicionada al grado de cumplimiento de determinados objetivos de calidad. Ese porcentaje ha ido aumentando del 10% inicial al 14% del próximo año, en que finalizará el Plan que entró en vigor en 1999, y está está ligado a esos objetivos. El documento que regula la aplicación de la financiación ligada a objetivos se acabó de concretar en el último trimestre de 2001. Algunos responsables universitarios advierten que, con estos plazos, el margen de maniobra para poder inlfuir en los resultados de ese ejercicio ha sido 'escaso'.

Sin embargo, los porcentajes de financiación finalmente resultantes, parecen más desconcertantes que significativos. Las universidades con más experiencia y mayor número de alumnos son las que salen peor paradas, porque tanto la de Alicante obtiene un 47% y la de Valencia un 53% del máximo de financiación posible por este concepto. La Universidad Miguel Hernández, la más joven del sistema y con menor número de alumnos, obtiene el mejor resultado, un 68,7 %, parecido al de la Jaume I de Castellón, con un 68,13%, mientras que la Universidad Politécnica de Valencia se sitúa en un 58,17%.

La financiación por objetivos se distribuye en tres tramos bien diferenciados. En el básico, que supone la mitad del volumen financiero, los valores alcanzados por cada universidad respecto a los indicadores marcados para todo el sistema universitario (índice de satisfacción de los alumnos, créditos matriculados en enseñanzas no regladas, prácticas en empresas ...) se miden respecto a la mejor posicionada en cada indicador. En el segundo tramo, el de excelencia (un 25 % del total), considerado como el tramo 'duro', es la Dirección General de Universidades la que marca los valores máximos de los indicadores. Estos valores 'teóricos', son considerados 'inalcanzables' por los responsables universitarios. De hecho, ninguna universidad llega a la mitad de la financiación en este tramo.

En el último tramo, el llamado específico, cada universidad elige seis indicadores para mejorar la 'puntuación' respecto al año anterior: obviamente los mejores resultados se obtienen en este tramo. Las universidades de Alicante y Castellón obtuvieron aquí el máximo posible de financiación. Tambien pueden ocurrir cosas sorprendentes, como en el caso de la Universidad de Valencia respecto al indicador de mejora en la promoción de la enseñanza en valenciano. Siendo, con diferencia, la que mayor porcentaje de créditos imparte en esta lengua, se queda con cero financiación por este concepto al no haber superado, por décimas, el 20% de créditos impartidos en 2000.

Por centros, la valoración que hace la Universidad de Alicante es que se mejora en la práctica totalidad de indicadores, ya que la cuantía final de la financiación por objetivos ha pasado del 37% sobre el máximo posible del ejercicio de 2000, al 48% sobre el tope correspondientes al ejercicio de 2001. En la práctica supone pasar de una subvención de 404 a 606 millones de pesetas. En el tramo básico, los indicadores en los que Alicante consigue los mejores resultados respecto al resto de universidades del sistema público valenciano, son los que se refieren al índice de satisfacción del alumnado y a las prácticas en empresas, donde ocupa la primera posición.

La Universidad de Valencia alcanza los valores más altos respecto a las demás en la adaptación a la demanda de docencia en valenciano, el gasto en difusión y promoción cultural y en rendimiento de alumnos egresados, es decir los que abandonan la universidad con un título.

Para los responsables de la Politécnica de Valencia, el resultado obtenido (54%) se ajusta 'bastante' a las previsiones hechas por la dirección de la universidad. El hecho de que ninguna universidad supere más allá de lo que sería un 'notable' en los porcentajes es considerado por fuentes del equipo rectoral como 'inherente al sistema'. Los indicadores en que la Politécnica presenta las mejores posiciones son el de movilidad del alumnado, la tasa de admisión del alumnado en primera y segunda opción, en práctica deportiva, y, sobre todo, en captación de recursos para la investigación y desarrollo.

La Jaume I ha pasado en un año del 40 % al 68 % de financiación por objetivos, los que le supondrá un ingreso de 2,7 millones de euros. Quedó en primer lugar en el índice de participación de los profesores en la formación docente y, sobre todo, en la tasa de empleo de los titulados tanto en el primer año tras salir de la universidad, como en el segundo y quinto. Los indicadores de empleabilidad se han introducido por primera vez en 2001 y, para su cálculo, la Consejería encargó al Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) un estudio en el que se cruzaron los DNI de los titulados con las altas en la Seguridad Social.

Entre otros indicadores, la Miguel Hernández figura en primera posición en el índice de sexenios de investigación del profesorado, fundamentalmente por la acumulación existente en Medicina y el de movilidad docente.