'Los directores de orquesta somos águilas solitarias'

Un día llegó a su casa y dijo: 'Quiero ser directora de orquesta'. Sus padres la miraron y la respondieron: '¿Y qué más? Astronauta si te parece. Anda, niña, baja de la nube'.

El caso es que Gloria Isabel Ramos se empeñó en conseguirlo desde que la llevaron un día a un concierto en Tenerife, su isla natal, y quedó impresionada por un señor que llevaba una varita mágica en la mano de la que extraía música y fuegos artificiales. 'Me dijeron que no. Pero yo me fui de mi casa y volví como lo que había anunciado. Hoy están orgullosos', cuenta.

No es para menos. Ha ganado los concursos de Perelada en 1998; de Bessançon (Francia), en 1995; es titular de la Orquesta Sinfónica Ciudad de Córdoba desde hace un año, abrió la pasada semana la temporada de la Orquesta Nacional y hoy actúa con la de Radio Televisión Española en el Teatro Monumental de Madrid en un concierto extraordinario a favor de la Fundación de Ayuda a la Drogadicción, al que asistirá la reina Sofía.

En el programa: La Sinfonía del Nuevo Mundo, de Dvorák. 'Es una pieza muy apropiada para encontrar un sentido útil a nuestras vidas. Todos deseamos un mundo mejor y otras motivaciones para construirlo', dice. Y a ella le sobran. Tiene aspecto de dura, guarda las distancias, se remueve sola, a sus anchas, en un sofá de dos plazas y viste de cuero negro. En media hora de conversación no aparece nunca la palabra machismo y zanja las preguntas sobre las ventajas o desventajas de ser mujer en un mundo dominado por el género masculino. No le intimidan ni las fotografías de toreros que hay en el hotel en que se hospeda en Madrid. 'Los directores somos águilas solitarias. No puedo saber si es más duro para una mujer que para un hombre mi oficio. No sé que experiencias tienen ellos ni podré nunca'. Punto final.

¿Y el público? 'A veces se nota cierto escepticismo, yo lo siento porque tengo como antenas en las espaldas. Cuando es así me motivo más, doy más expresividad, más fuerza', responde. De la Orquesta Ciudad de Córdoba habla apasionadamente: 'Trabajamos duro para darle a la ciudad la orquesta que se merece y la gente lo aprecia, los abonos se han disparado, se llena la sala', comenta satisfecha. De todas formas, es exigente: 'Es una orquesta que domina el repertorio contemporáneo, pero yo hago hincapié en el clásico para que así puedan llegar a tocar de todo', dice. Sabe lo que quiere para ellos: 'Dominio, versiones propias, sonido propio, personalidad, que el público venga a vernos para llevarse una impresión nueva, como si fueran a vivir una aventura', afirma.

Se siente parte de un relevo generacional joven en España. 'Tenemos grandes ventajas con respecto a Centroeuropa. Allí no saben qué hacer para aumentar el público. Aquí, como hace 15 años empezamos a preocuparnos por eso, pues se nota. Hay público joven, vamos hacia adelante, tenemos empuje, ritmo', dice hablando con los puños.