Agricultura adeuda las ayudas europeas a la mitad de los productores de aceite

La consejería se escuda en cuestiones técnicas y los afectados sugieren problemas de caja

Las ayudas europeas a los productores de aceite de oliva se liquidan entre los meses de diciembre y octubre inmediatamente posteriores a la recolección de la cosecha. Todas las comunidades autónomas distribuyen el 80% de las subvenciones en diciembre y liquidan los denominados saldos a lo largo de los meses siguientes para ajustar las ayudas a la producción real. Salvo en la Comunidad Valenciana. A mediados de septiembre, la mitad de los productores valencianos todavía no había recibido los fondos europeos correspondientes a la campaña 2000-2001.

El Ministerio de Agricultura recibe las ...

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Las ayudas europeas a los productores de aceite de oliva se liquidan entre los meses de diciembre y octubre inmediatamente posteriores a la recolección de la cosecha. Todas las comunidades autónomas distribuyen el 80% de las subvenciones en diciembre y liquidan los denominados saldos a lo largo de los meses siguientes para ajustar las ayudas a la producción real. Salvo en la Comunidad Valenciana. A mediados de septiembre, la mitad de los productores valencianos todavía no había recibido los fondos europeos correspondientes a la campaña 2000-2001.

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El Ministerio de Agricultura recibe las ayudas europeas a partir de una estimación genérica y las distribuye entre las distintas comunidades autónomas con producción oleícola en diciembre, puesto que la campaña del olivar se cierra en noviembre. Los gobiernos autónomos reparten a su vez el grueso de las ayudas a los productores en diciembre. Las cantidades se ajustan a la producción real de cada agricultor a lo largo de los meses siguientes con la distribución de los denominados saldos.

Los productores de Andalucía o Aragón recibieron, pues, el grueso de las ayudas hace nueve meses. En la Comunidad Valenciana, sin embargo, más de la mitad de los olivareros no han recibido nada a mediados de septiembre, cuando el plazo para el reparto de las subvenciones se cierra a mediados de octubre.

Las explicaciones de la Consejería de Agricultura para explicar los retrasos tienen dos vertientes. Oficialmente, Agricultura ha decidido anticipar el complejo sistema de verificación de las cosechas que la Unión Europea ha decidido imponer a todos los Estados miembros a partir de 2003 y eso retrasa el reparto de las ayudas.

Pero un portavoz de los proproductores sostiene que el retraso se debe exclusivamente a 'una decisión política'. Hasta la fecha, la Unión Europea sólo requiere la verificación de un 5% de la cosecha en cada comunidad autónoma para evitar fraudes. Al exceder esos controles y anticipar un modelo que no está vigente todavía, Agricultura retrasa el reparto de fondos y, según el mismo portavoz, 'parece criminalizar' a los productores sometidos a una verificación innecesaria, que otros gobiernos autónomos no han tenido tanta prisa en imponer.

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El prurito que esgrime Agricultura para ajustar las ayudas al milímetro resulta excesivo para los afectados, que comprueban desconcertados como los productores andaluces o aragoneses reciben hasta el 80% de los fondos con meses de antelación.

Extraoficialmente, los técnicos de Agricultura han desviado el asunto hacia la Consejería de Hacienda y han trasladado a los productores que corresponde al área económica del Consell ordenar las transferencias de fondos.

Hacienda, sin embargo, asegura que la gestión de los fondos del Feoga Garantía recae exclusivamente sobre el departamento de Agricultura. Un alto cargo de la Generalitat señala con cierto disgusto que la cuenta del Feoga es 'la única' que escapa al control de Hacienda.

Un técnico del gobierno de Aragón explica que la Unión Europea exige que los fondos correspondientes al Feoga son liberados por el Tesoro una vez que las autonomías han culminado los procesos administrativos para solicitarlos y deben llegar a manos de los productores en un plazo máximo de 48 horas.

Adolf Sanmartín, secretario general del PSPV en la comarca del Baix Maestrat, una de las más afectadas por los retrasos en el reparto de ayudas, apunta sin embargo a los 'problemas crónicos de tesorería' que arrastra la Generalitat para explicar los retrasos.

Pero para los productores es indiferente que el retraso sea debido a razones administrativas o de tesorería. El volumen total de las subvenciones por kilo de aceite de oliva correspondientes a la campaña de 2000-2001 en la Comunidad Valenciana ronda en conjunto los dos millones de euros.

Las cantidades no parecen exorbitantes, pero en ciertas comarcas la ausencia de ayudas se hace especialmente notoria. La comarca del Baix Maestrat, por ejemplo, concentra el 20% de la producción de aceite de oliva en territorio valenciano. En localidades como Canet, Rosell, Traiguera, Sant Mateu, Xert, La Jana, Cervera, Cálig o Sant Jordi, el olivar tiene prácticamente carácter de monocultivo y se extiende sobre 14.000 hectáreas. Los productores de todos esos pueblos todavía no han recibido ni siquiera un anticipo de las subvenciones correspondientes a la última campaña.

Los olivos del Baix Maestrat rinden una media de 1.200 kilos de aceite por hectárea, una cantidad ínfima comparada con la media de 3.000 kilos por hectárea que producen los olivos en Andalucía. La calidad del suelo y el amplio predominio del secano influyen en la producción.

Las inclemencias metereológicas introducen otro factor de incertidumbre. Las últimas tormentas registradas en el Maestrat han arruinado la mayor parte de la cosecha prevista para la actual campaña en varias localidades.

Si la incertidumbre crónica que padecen los agricultores se entremezcla con la desconfianza hacia la recepción de las ayudas oficiales procedentes de la Unión Europea, que se han retrasado varios meses durante los tres últimos años, se percibe desde otra perspectiva el escándalo de la venta de olivos milenarios como piezas ornamentales. La oferta de entre 1.500 a 12.000 euros por un sólo árbol resulta especialmente tentadora para cualquier agricultor que haya tenido que afrontar inversiones. La trabas administrativas sólo alientan la tentación por el dinero fácil.

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