_
_
_
_
_

Pero, ¿en qué piensa la prensa?

Al despedir a Pierre Lescure de Canal +, Messier creyó que salvaría su puesto

La noche del 20 de marzo, al empujar la puerta de Chez Miocque, una de las grandes cervecerías de Deauville, algunos miembros de Canal+ comprenden enseguida que algo va mal. Casi todos los directivos de Vivendi Universal, invitados durante dos días a un seminario en esta localidad balnearia, están allí. Pierre Lescure, el presidente del directorio de la cadena, y Denis Olivennes, el director general, están sentados al fondo de la sala sobre un taburete. Pero no tienen ningunas ganas de saludarles: Denis Olivennes tiene la cara de los malos días. De espaldas, adivinan la silueta de Jean-Marie Messier.

Entre los tres hombres ha llegado la hora de saldar cuentas. Para empezar, los dos dirigentes de la cadena de pago hablan del ultimátum que Messier les ha lanzado unos días antes a través de una entrevista en La Tribune en la que les insta a enderezar la situación ese mismo año. 'Sabes muy bien que el calendario que has fijado es insostenible. Hay que decir que este año nuestros resultados serán peores que en 2001 debido a Telepiú. Si quieres que Canal+ esté en números verdes, hay que vender Telepiú', lanza Denis Olivennes. Messier responde y habla del correo electrónico enviado como respuesta por Pierre Lescure a todos los asalariados, de su mala gestión, de su falta de lealtad, por no hablar de los Guiñoles, que 'no dejan de realizar provocaciones respecto al grupo'. 'Vivendi Universal presenta todos los síntomas de un sistema totalitario: el culto a la personalidad, la comunicación de propaganda, la visión conspiradora de la historia y ahora la eliminación física de los oponentes', concluye Denis Olivennes, que no ha olvidado su juventud trotskista. Al salir, los dirigentes de Canal+ saben que su suerte está echada. Ya ni siquiera es necesario guardar las apariencias: ya no necesitan ir mañana a Omaha Beach a volver a interpretar, bajo la dirección de Jean-Marie Messier, vestido con un impermeable amarillo y una rosa en la mano, Salvar al soldado Ryan.

'Vivendi Universal presenta todos los síntomas de un sistema totalitario...'
Despedir a Pierre Lescure es una cosa. Encontrar a su sustituto es otra.
Las situaciones complicadas le gustan al presidente de Vivendi Universal
Más información
Las tribulaciones de Messier
Vivendi pierde un cuarto de valor en Bolsa tras caer su deuda a nivel de bonos basura
El vicepresidente del gigante de la comunicación Vivendi abandona su cargo
La crisis de Vivendi Universal (I):: Las tribulaciones de Messier
5Dias.com:: Vivendi Universal

¿Cuánto tiempo les queda antes de ser despedidos? Los dos dirigentes de Canal+ no se hacen ninguna ilusión: la historia no puede terminar de otro modo. Desde octubre no paran de oponerse a Jean-Marie Messier. Primero estuvo el presupuesto de 2002, modificado en tres ocasiones. Luego, sus diferencias respecto a la compra de USA Network y la adquisición de participaciones en Echostar: los equipos financieros de Canal+, encargados de estas operaciones, consideraron el primero como demasiado caro y falto de sinergia y el segundo absurdo (el primer grupo de cine mundial no necesita pagar para asegurarse unos canales de difusión dirigidos a vender su catálogo). Por último, el divorcio pudo comprobarse con el tema de Telepiú. 'Vendamos', no dejaron de decir los dos dirigentes de Canal+. 'Ni hablar', respondió Messier, apoyado por Edgar Bronfman, hijo, accionista principal desde la fusión con Seagram.

La llegada del mítico Barry Diller complicó aún más las relaciones. Pierre Lescure, que hasta entonces encarnaba el hombre del cine, conocedor de los estudios y de las estrellas, ya no interesaba a Jean-Marie Messier. El presidente ejecutivo de Vivendi Universal ya sólo tiene ojos para Barry Diller. Este último explica que la actividad audiovisual en EE UU está separada entre una división editorial y una división de difusión. Canal+ debe adoptar este modelo, decide de inmediato Jean-Marie Messier.

Pierre Lescure se esfuerza por hacerle ver que ningún grupo audiovisual europeo está organizado de ese modo, pero el presidente ejecutivo de Vivendi Universal no le hace caso. Además, ya no escucha ni ve a Pierre Lescure. El 11 de abril, durante el consejo ejecutivo del grupo, no le dirige ni una sola vez la palabra. Al salir, Denis Olivennes dimite. Es la última carta que le queda para proteger al presidente de Canal+. Esta última exhibición no sirve de nada. Jean-Marie Messier ya ha tomado una decisión. El despido de Pierre Lescure le parece todavía más necesario porque se le cuestiona a él también. Con sus allegados, se muestra preocupado ante la próxima asamblea general del grupo, prevista para el 24 de abril. ¿Cómo hacer frente a los accionistas cuando Vivendi Universal anuncia unas pérdidas abismales, cuando la cotización ha perdido cerca del 40% de su valor desde comienzos del año? Al ofrecer la cabeza del jefe de la cadena de pago, presentado como el mal alumno del grupo, el presidente ejecutivo de Vivendi Universal puede esperar desviar las iras de la asamblea.

Despedir a Lescure es una cosa; encontrar un sustituto, otra. De forma discreta, Jean-Marie Messier ha tomado contacto con Nicolas de Tavernost, presidente del directorio de M6; con Jean Drucker, presidente del consejo de vigilancia también de M6, así como con Valérie Bermis, directora general adjunta de Suez y presidenta de Paris Première. Incluso Karl Zéro, el presentador de Vrai journal en Canal+, ha sido contactado. Todos han rechazado, salvo Xavier Couture, director de programación de TF1. Así pues, será él. Durante el fin de semana del 13 y 14 de abril, Jean-Marie Messier vuelve a hablar con él para arreglar las últimas formalidades.

Jean-Marie Messier ha convocado a Pierre Lescure a las 11.00 del martes 16 de abril. En el último momento, éste retrasa la cita a las 14.00. Llega llevando bajo el brazo Le Monde que titula en portada: '¿Quién desea la caída de Messier?'. Es la última provocación para el presidente ejecutivo de Vivendi Universal, convencido de que Pierre Lescure y Le Monde hacen causa común para desestabilizarlo. Furioso, Messier ataca enseguida: 'Pierre, te propongo que te hagas cargo de la presidencia del consejo de vigilancia de Canal+'. '¿Quién sería el presidente del directorio?', pregunta Lescure. 'Xavier Couture. Tienes tres minutos para aceptar, sí o no'. 'Pues no'. Pierre Lescure podría aceptar un adjunto, un financiero, para ayudarle. ¡Pero Xavier Couture, en el que pensó tres meses atrás para dirigir una de las filiales de la cadena! 'Pues atente a las consecuencias', dice Messier. 'No, atente tú a las consecuencias. No dimitiré', concluye Lescure, antes de marcharse. La reunión no ha durado ni diez minutos.

'Todo ha ido bien', sopla Guillaume Hannezo, el director financiero, tras lo cual sale disparado hacia los servicios. Todos los miembros del Estado Mayor creen que ya ha pasado lo más difícil, que el despido de Lescure permitirá apagar el incendio. Al mismo tiempo, los trabajadores de Canal+ entran en cólera al conocer el despido de su presidente, el hombre que ha construido esta cadena y que mejor encarna su espíritu. Deciden interrumpir las emisiones y apoderarse de la sede. Desatados, los Guiñoles atacan durante toda la noche al 'dueño del mundo'.

'Pero, ¿en qué piensa la prensa?'. Al día siguiente, al igual que en días sucesivos, la clase política, tanto de derechas como de izquierdas, no oculta su extrañeza, incluso su enfado: en plena campaña presidencial, sólo se habla de Jean-Marie Messier, de Pierre Lescure, de Vivendi Universal y de la Bolsa. El peligro representado por Le Pen queda aplastado por el torbellino de Canal+. Hasta el punto de que en Bercy los miembros del gabinete de Laurent Fabius se preguntan si entre las dos vueltas no habría que realizar declaraciones sobre la cadena de pago en la campaña de Lionel Jospin. Irritado, el primer ministro ya ha pedido que se compruebe si el capital de Canal+ y de Vivendi Universal se ajusta a la ley audiovisual. El Consejo Superior de medios Audiovisuales (CSA) convoca a Jean-Marie Messier el jueves 18 de abril para que explique la cuestión.

Las situaciones complicadas nunca han asustado al presidente ejecutivo de Vivendi Universal; al contrario, le gustan. Lograr cambiar la opinión, utilizar su suerte o su capacidad de convicción -que hasta ahora nunca le han fallado- resulta estimulante. De forma metódica, organiza la respuesta: primero neutralizar a Thierry Breton, el presidente de Thomson Multimedia, cuyo nombre ha sido mencionado para sustituirle en Vivendi Universal. Oportunamente, unos miembros de su equipo han recordado un acuerdo en discusión desde hace meses con el grupo de electrónica sobre los descodificadores digitales. Las negociaciones se han precipitado, el acuerdo ha sido cerrado y, al bajar de su avión procedente de Tokio, Thierry Breton ha sido invitado a firmar el proyecto: la mañana del jueves 18, Jean-Marie Messier puede anunciar que se lleva muy bien con el dirigente al que se presenta como su sucesor. ¡Una dura jornada! Por la tarde, los trabajadores de Canal+ le aguardan a la entrada de la sede del CSA. Bloquean su coche. Se producen gritos y empujones. Unos minutos más tarde, logra entrar y, con una gran sonrisa, pide a los miembros del CSA que disculpen su retraso. Esto les irrita. Pero ha preparado su réplica: un anexo del acuerdo firmado entre su grupo y el CSA en el momento de la fusión, que garantiza respetar la letra de todos los compromisos relacionados con el cine. Y, ante unos jueces desconcertados, realiza un honroso propósito de enmienda: 'He participado de forma involuntaria y torpe en la polémica sobre la excepción cultural. Entierro esta polémica artificial'.

'He provocado, personal, involuntaria y torpemente, cierta incomprensión por un exceso o una precipitación a nivel de comunicación', afirma Jean-Marie Messier el 24 de abril durante la asamblea general. Ante un público de uñas, el presidente ejecutivo de Vivendi Universal defiende su estrategia. Como había previsto, los trabajadores de Canal+ le ayudan: al monopolizar el micrófono, un tanto provocadores, logran poco a poco que los pequeños accionistas se pongan de parte del presidente ejecutivo. '¿Le ha colocado el consejo de administración bajo tutela?', se atreve a preguntar un accionista, reflejando las dudas de la asamblea. Jean-Marie Messier no responde, pero cede el micrófono, al azar, a Marc Vienot, responsable del comité auditor. 'Habríamos tomado la decisión de reducir el papel del presidente ejecutivo si estuviésemos descontentos. Pero sus decisiones estratégicas cuentan con el apoyo, a mi parecer unánime, del consejo'.

Algunos miembros del consejo de administración quedan ofuscados por esta forma de reescribir la historia. Durante el consejo, justo antes de la asamblea, Marc Vienot preparó un texto de ratificación que debía ser votado. Nada de eso, respondieron los administradores. Es cierto que no iban a despedir al presidente ejecutivo por unas malas cuentas y el hundimiento de las acciones, ¡pero de ahí a apoyar una moción de confianza!

Será una de las últimas decisiones de todos los administradores. Jean-Louis Beffa, presidente ejecutivo de Saint-Gobain, aprovechando que se ha resuelto la cuestión de las participaciones cruzadas entre los dos grupos, anuncia su decisión de abandonar el consejo, al que pertenece desde 1986. Por su parte, René Thomas, ex presidente de BNP, aduce razones de edad para adelantar su marcha. Philippe Foriel-Destezet, el fundador de Adecco, preocupado por la situación, también está tentado de hacerlo. Opuestos al modo en que el grupo está dirigido, pero sin atreverse a enfrentarse a Jean-Marie Messier, otros también piensan en dimitir del consejo.

El consejo también ha decidido pagar mil millones de euros en dividendos, pese a la escasez de medios financieros y a los interrogantes de algunos miembros sobre lo oportuno de la medida. Edgar Bronfman y Jean-Louis Beffa, principales accionistas, han insistido mucho en que se mantenga. Como contrapartida, han aceptado la creación de nuevas opciones sobre acciones, que representan el 5% del capital, pese a que la propuesta solivianta a los pequeños accionistas.

En la asamblea general, éstos lo hacen saber rechazando la medida. 'Habrá que volver a votar. El talento debe ser remunerado', protesta el presidente de Vivendi Universal. Al día siguiente, el grupo habla de un amaño en la votación.

'Un amaño muy oportuno', denuncia Colette Neuville, presidenta de la Asociación para la Defensa de los Accionistas Minoritarios (ADAM). 'O están conmigo o contra mí', le advierte dos días más tarde, amenazando con tomar represalias. En Vivendi piensan que hay que romper la conspiración contra Messier. Maurice Lévy (Publicis) vuelve a ser llamado en auxilio.

Yves de Chaisematin, dueño de Le Figaro, decide escribir él mismo un artículo de apoyo: 'Hay que salvar al soldado Messier', escribe.

Pierre Lescure, en una conferencia de prensa en abril de 2002. PRIMER PLANO - ESCENA
Pierre Lescure, en una conferencia de prensa en abril de 2002. PRIMER PLANO - ESCENAASSOCIATED PRESS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_