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¿Aumentar precios para favorecer la competencia?

Érase una vez un gran consenso sobre la necesidad de introducir competencia para reducir los precios. El Gobierno lo ha roto con su nueva posición: es necesario aumentar los precios para favorecer la competencia (¡!). Hasta ahora pensábamos que introducir competencia en mercados como las telecomunicaciones y la energía proporcionaría a las familias y las empresas precios más bajos, mejores calidades y más opciones. Pero según la nueva doctrina gubernamental, la competencia debe ser garantizada mediante aumentos de precios. ¡Vaya cambio!

Esta es la justificación del Gobierno para su reciente decisión de aumentar los precios de la telefonía. El ministro Piqué dice que esto es lógico, pues las tarifas han bajado el 50% desde 1996, y seguir así llevaría al 'absurdo' del gratis total. Además, el aumento sería necesario para evitar la quiebra de las nuevas empresas de telecomunicaciones. Pero es falso que los precios hayan bajado el 50%. Y aunque es posible que las nuevas empresas estén en una situación financiera difícil, aumentar los precios de Telefónica no es la única ni la mejor fórmula para dar más facilidades a sus competidoras. Vayamos por partes.

El Gobierno usa los datos, parciales, de la patronal de telecomunicaciones, que indican que en algunos servicios concretos la reducción de precios ha sido de gran importancia. Pero también se han registrado grandes subidas de llamadas locales y cuotas de abono (para compensar esto, el Gobierno se había comprometido a que las llamadas bajarían el 6% en 2003). Para conocer el efecto conjunto de tales bajadas y subidas podemos acudir a la información de la propia Administración. Entre los componentes del IPC está el índice de las comunicaciones, que se basa sobre todo en la telefonía y recoge todos los servicios. El IPC de las comunicaciones en España señala que entre finales de 1996 y julio de 2002 los precios han bajado el 6%. Esta reducción es muy inferior a la registrada en el conjunto de la UE, del 14%.

Aun así, la receta del Gobierno es permitir a Telefónica que aumente precios. Esto agrada a la empresa, que mejorará su cuenta de resultados, y también a sus competidoras, que aseguran que así podrán también subir sus precios y mejorar su situación financiera. Todos ganan. ¿Todos? Las familias y las empresas pagaremos con mayores precios estas ganancias generalizadas del sector. Obsérvese, de paso, la fragilidad de la competencia: los argumentos para apremiar o justificar la medida del Gobierno sugieren poco menos que un acuerdo empresarial para un aumento simultáneo de precios. En otros mercados, con menores indicios explícitos, las autoridades han investigado la existencia de acuerdos restrictivos de la competencia.

Si se quiere mejorar la situación de las empresas competidoras de Telefónica existen otras vías. La regulación y la política de competencia en España han sido muy complacientes con Telefónica. Ésta, como operador dominante, puede abusar de su posición de dominio, gracias a la propiedad de la red básica, su disposición de información sobre los consumidores -con sus ventajas en estrategias comerciales selectivas-, etcétera. Esto ayuda a entender por qué España es uno de los países de la UE donde el antiguo monopolio ha perdido menos cuota de mercado. De hecho, en todos los grandes países europeos los antiguos monopolios han perdido más cuota de mercado que Telefónica: la política liberalizadora respectiva les ha sido menos favorable.

Claro que una política de este tipo perjudicaría los resultados de Telefónica, y su cotización en Bolsa. Esto explica las intenciones del Gobierno. Como siempre, es útil recordar la historia. El 10 de julio de 1998, en el fragor de una disputa entre las empresas eléctricas y su regulador, el ministro de Industria se reunió con las empresas. Las crónicas recogían las declaraciones a la salida del encuentro: 'El ministro de Industria y portavoz del Gobierno, Josep Piqué, tranquilizó a los presidentes de las empresas. La bajada adicional de las tarifas eléctricas y la liberalización no pondrán en peligro la cuenta de sus resultados y, por tanto, su cotización en Bolsa y sus planes de expansión internacional'. Y, hablando de electricidad, recordemos que Rodrigo Rato ha anunciado aumentos de precios para 2003. Con esto incumplirá su compromiso de junio de 2000 para reducir las tarifas el 9% entre 2001 y 2003, para lo cual el próximo año debería haber una rebaja del 5%.

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El Gobierno del PP privatizó totalmente los grandes monopolios. A su frente siguieron, y siguen, personas de estricta confianza del Gobierno. Una de las actividades de diversificación emprendida por Telefónica fue la creación de un grupo audiovisual, cuyo buque insignia es Antena 3-TV. Por entonces, y ante las dudas sobre el sentido empresarial de la aventura, Juan Villalonga explicaba con desparpajo que, total, los recursos necesarios equivalían a un día de flujo de caja de Telefónica. Y la cotización en Bolsa no paraba de subir. Pero de aquellos años dorados sólo queda el recuerdo. Y también la constancia con que los medios de comunicación de Telefónica han venido prestando su apoyo al Gobierno (¿recuerdan la cobertura de la huelga general?). Servicios impagables. Aunque no del todo. En parte, vamos a pagarlos ahora los consumidores con los aumentos de precios anunciados por el Gobierno. Todo sea por sostener su cotización en Bolsa, y contribuir todos al salvamento del capitalismo popular.

Germà Bel es profesor de Política económica de la UB y diputado del PSC.

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