La última oportunidad
Hacía muchas generaciones que un presidente no recibía el país en la situación en la que hoy se posesiona Álvaro Uribe. Ni se posesionaba un mandatario que haya generado más expectativas en medio de la encrucijada más crítica en la historia de Colombia. (...) Es la ocasión para que un gobernante con visión estratégica, mando coherente y liderazgo firme rescate a una democracia enferma y a un Estado en descomposición. Alrededor de la gravedad de la situación ya no hay secretos. Sin pecar de pesimistas, nunca, en tantas áreas, el país había estado tan mal. (...) Contra la capacidad de mostrar resultados a corto plazo atenta la dificilísima situación económica, que se puede agravar todavía con el desplome de las economías del vecindario. (...) Pero, paralelamente, sin una reducción de los niveles cada día más alarmantes de violencia y terrorismo, no habrá estabilidad económica. (...) Al mismo tiempo, la cruzada contra el terrorismo declarada por EE UU tiene para Colombia unos altísimos costos. (...) Basta ver el amplio conjunto de obligaciones que deberá cumplir el nuevo Gobierno en temas ambientales, de comercio, de derechos humanos, de lucha contra el narcotráfico. (...) Los remedios no serán milagrosos. (...) El peor de los escenarios es que no entendiéramos (...) lo que tenemos que hacer, dentro de un marco democrático, para impedir una catástrofe. Que comenzaría en el instante en que las desbordadas expectativas que ha despertado el nuevo Gobierno se conviertan en una monumental frustración por falta de resultados tangibles (...).
Bogotá, 7 de agosto
